ultamente, de modo que
en si mismas no se presentan a nuestros sentidos, y solo llegamos con
ellos a percibir sus efectos. El ayre en muchas ocasiones influye en los
cuerpos sin hacerlo por ninguna qualidad sensible, sino por una oculta
fuerza (Hippocrates la llama _divina_), que solo nos consta por los
efectos que causa. A este modo son ocultas muchas enfermedades internas,
las virtudes y modos de obrar de los venenos, y otras muchisimas cosas,
de modo que en esta linea en lo fisico, debemos confesar, que es mas lo
que ignoramos que lo que sabemos. Mas los efectos que asi vienen de
causas ocultas son en dos maneras: unos son totalmente inseparables de
su modo de obrar, porque dimanan inmediatamente del poder de la causa,
que dexaria de serlo si no los produxese: otros son contingentes, como
que para su produccion se requieren ciertas circunstancias en el sugeto
en que obran, las quales, por ser varias, hacen diversidad en la
produccion. A los primeros llamaron los Griegos [Griego: _Epiphenomenos_]
_Epiphenomenos_, que quiere decir que se manifiestan juntos con la
causa: a los segundos [Griego: _Epigenomenos_] _Epigenomenos_, que vale tanto
como que vienen despues. Unos y otros se ven en las enfermedades, en las
plantas, y en las mas de las producciones de la naturaleza. Con los
_Epiphenomenos_, formando primero historias exactas de ellos, se hacen
demostraciones _a posteriori_, en que se descubre la actividad e
influencia de las causas ocultas: con los _Epigenomenos_ bien observados
se conoce la vehemencia y exito, o termino de la operacion. De ambos me
he valido yo en mi _Practica Medica_ para manifestar las enfermedades
por sus simptomas, dando de este modo el conocimiento mas fixo que se
puede tener en estas cosas. Como el corazon del hombre es oculto, las
demostraciones de los Politicos, si es que las hay, pertenecen a esta
clase. Los Logicos dicen, y conviene confesarlo, que las demostraciones
_a posteriori_ nunca son tan exactas ni tan fixas como las que se hacen
_a priori_. No pongo exemplos de esto, porque todos mis escritos Fisicos
y Medicos estan llenos de ellos; o, por decirlo mas claro, he procurado
que fuesen un exemplo de estas reglas. Por lo que llevamos propuesto se
echa de ver quanta diligencia, sagacidad, exactitud, y examen se
requiere para hacer buenas demostraciones, y quan distantes de serlo
estan muchas que se dan por tales en los libros modernos. El GENUENSE ha
llenado de este especioso titulo cas
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