mite. Quando las tradiciones particulares de una Ciudad, de un
Reyno, o de una Provincia tienen mucha antigueedad, y no hay Autor grave
que haya sido coetaneo a su establecimiento, ni que las contradiga, ni
son inverosimiles, entonces sera bien suspender el juicio hasta que con
el tiempo se descubra la verdad: porque todo un Pueblo, o un Reyno, que
cree una cosa por sucesion de siglos, sin haber en contrario especial
prueba positiva, merece fe; y como no sea esta tan grande, que nos
obligue al asenso, sera bien suspenderle.
[Nota a: _Testium eo major est fides quo a re gesta propius abfuerunt,
adeo ut aequalium certior sit quam recentiorum, praesentium quam
absentium, certissima vero fit eorum qui rem oculis suis inspexerunt._
Huet. _Demonstr. Evang. axiom. 2._]
[66] Las fabulas de los Gentiles empezaron por algun suceso verdadero, y
se propago por la tradicion; de suerte, que cada dia anadia el Pueblo
nuevas circunstancias falsas y caprichosas, que obscurecian el hecho
principal, de manera, que al cabo de algun tiempo estaba enteramente
desfigurado. Despues los Poetas dieron nuevo vigor a la tradicion del
Pueblo, y asi la querian hacer pasar por verdadera, quando no contenia
otra cosa que mil patranas. Y se ha de notar, que de ordinario solemos
creer con facilidad las cosas pasadas, aunque sean falsas, con tal que
las leamos en algun Autor que haya sido ingenioso, y haya sabido
ponderarlas: cosa que observo Salustio en los Atenienses, como ya hemos
dicho. Algunas tradiciones particulares hay entre los Christianos, que
tuvieron su principio en algun hecho verdadero, despues tan desfigurado
con las anadiduras del Pueblo y con la vehemencia de Escritores poco
exactos, que ya no parecen sino fabulas. Pero son faciles de conocer las
que llevan el caracter de la verdad, de las que son falsas, porque
aquellas son uniformes en todas sus circunstancias, y correspondientes
al fin a que pueden dirigirse; por el contrario estas son diformes, y
mas parecen consejas y hablillas que realidades.
[67]. Regla octava: _Los hechos sensibles afirmados unanimemente por
testigos de distintas naciones, de diversos institutos, de opuestos
intereses, y de distintos tiempos, han de tenerse por verdaderos_. La
razon es, porque son menester pruebas muy claras para que crean una cosa
los hombres de diversas sectas, y de opuestos intereses; pues como cada
uno suele afirmar o negar las cosas segun la conveniencia y la pasion,
es preciso que para
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