que las gentes de diversas inclinaciones y intereses
crean uniformemente una misma cosa, sea tan clara la verdad de ella, que
no haya duda ninguna. CICERON se aprovecho del consentimiento general
con que todas las naciones adoran alguna Deidad, para probar la
existencia de Dios, porque aquel general consentimiento prueba que a
todos se presenta la nocion de un Ser infinito, y adorable; bien que por
el error de la educacion, o de las pasiones alteraron muchos este
conocimiento, y dieron el culto a quien no debian. Este consentimiento
general de todos los Sabios de todas las naciones, y de todos los
tiempos, nos hace estar ciertos de que hubo Filosofos Griegos, que hubo
Oradores Romanos, que hubo Aristoteles, Ciceron, y otros Heroes de la
Gentilidad[a]. Por el mismo sabemos que hubo Alexandro Magno, que
fueron ciertas las guerras entre Pompeyo y Cesar, y que hubo un Escritor
de la Historia Romana llamado Tito Livio. ?Sera bien, pues, creer a uno,
u otro, que ridiculamente ha pensado, que ni hubo tal Ciceron, ni tal
Alexandro, ni hubo Tito Livio, sino que todos estos fueron fingidos? Ya
se ve que ninguno pensara tan desatinadamente, sino es que este privado
enteramente de la razon.
[Nota a: _Platonis, Aristotelis, Ciceronis, Varronis, aliorumque
hujusmodi Auctorum libros, unde noverunt homines quod ipsorum sint, nisi
eadem temporum sibimet succedentium_ contestatione continua? S.
Augustinus _lib. 33. contra Faustum, capit. 6_.]
[68] Regla nona: _El silencio de algunos Escritores suele ser prueba de
no haber acontecido un hecho_. La prueba con que algunos Criticos
intentan negar un hecho por el silencio de los Escritores coetaneos, o
poco posteriores, es llamada _argumento negativo_; y aunque muchos le
tienen por de poca fuerza, no hay que dudar que algunas veces es
bastante por si solo para negar un suceso. JUAN LAUNOY dio mucha fuerza
a este argumento en un discurso que compuso sobre esto. Como tomo con
demasiado extremo muchos asuntos, lo hizo tambien en este, de modo, que
todo hombre cuerdo debe leerle con alguna desconfianza, y armado de
buena Logica. Juzgo, pues, que son menester dos cosas para que tenga
fuerza el argumento negativo. La primera es, que los Autores coetaneos
al suceso, o poco posteriores hayan _podido_ notarlo, esto es, no hayan
tenido el estorbo de decir la verdad por respetos humanos, o por miedo:
que hayan tenido ocasion de observar el hecho, o de asegurarse de el, y
que tuvieran facilidad de es
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