on las cosas muy extranas, y muy grandes, necesitamos de grandes
pruebas para creerlas, porque por ser extranas estan fuera de nuestra
comun observacion, y asi para darlas el asenso es menester que los que
las aseguran sean veraces, desapasionados, buenos Logicos, y amantes de
la verdad; y si les faltan estas circunstancias, no han de ser creidos.
Los milagros son hechos estupendos, y su existencia es certisima; pero
no son tan comunes como piensa el vulgo. La razon es, porque en el
milagro se excede el orden de la naturaleza, de suerte, que es una
operacion superior a las fuerzas naturales; de que se sigue que el
hombre, o quiere verle para que le crea, o a lo menos desea asegurarse
de el por testigos que no le enganen. Esto se funda en que el
entendimiento no tiene otro camino para juzgar de las cosas expuestas a
los sentidos, que el de la experiencia, y esta puede ser propia, o
agena; de suerte, que la que otros hacen nos asegura la cosa del mismo
modo que la nuestra, si por otra parte estamos asegurados de la rectitud
con que observan los demas las cosas que nos refieren, y estamos ciertos
de su buena fe. Esto supuesto, se ve quan temerariamente niegan algunos
Sectarios la existencia de los milagros solo porque ellos, no los ven; y
con quanta imprudencia niegan el credito a algunos Varones, que por su
santidad y sabiduria deben ser creidos. Refiere S. AGUSTIN, que las
reliquias de los Santos Martires Gervasio, y Protasio se aplicaron a un
ciego, que ya muchos anos lo era, y recobro milagrosamente la vista.
Ninguno, si no es insensato, puede negar en esto la fe a S. Agustin,
porque era este Santo Doctor enemigo y capital perseguidor de la
mentira: sabia como habian de observarse las cosas expuestas a los
sentidos como el que mejor: refiere un hecho, que si fuera falso,
tuviera contra si todo el pueblo de Milan, que le daria en rostro la
mentira. Lo mismo ha de decirse de otros milagros, que refieren Varones
santos, sabios, y de inviolable integridad. Por el contrario, algunas
cosas prodigiosas que refieren los Gentiles, y no hay otra prueba que el
rumor del pueblo, no han de creerse, porque por ser las cosas extranas,
y naturalmente imposibles, no podemos inclinarnos a creerlas, quando la
autoridad de los que las refieren no es de ningun momento. Asi ningun
hombre de juicio creera los prodigios que Livio refiere haber acontecido
en la muerte de Romulo, y otros semejantes.
[61] Pero por ser los milagros operaciones su
|