periores a la naturaleza,
no es de creer que sean tan comunes como piensa el vulgo, ni que Dios,
unico autor de ellos, invierta con tanta frequeencia el orden natural de
los cuerpos por cosas pequenas, y por motivos de ningun momento. Por
esto alabare siempre la precaucion de aquellos, que en estas cosas
proceden con gran cautela, y no las creen ligeramente, sino que las
averiguan con riguroso examen. El santo Concilio de Trento mando, que no
se publicasen milagros sin aprobacion del Ordinario Eclesiastico, y en
algunas Sinodales nuestras se previene, que no se pongan en las Iglesias
las senales que suelen ponerse por indicio del milagro, sin la
aprobacion del mismo Ordinario. En efecto son raros los verdaderos
milagros, si se comparan con los fingidos; y creo yo, que la falsa
piedad, el zelo indiscreto, y la ignorancia de algunos ha llenado de
milagros supuestos, asi los libros como los entendimientos de la plebe;
y se ha de notar, que de esto se sigue un gran perjuicio, porque los
Hereges viendo publicar tantos falsos milagros, niegan los que son
verdaderos, creyendo que todos se publican con engano; y por otra parte
siendo los milagros testimonios evidentes de la verdad de nuestra
santisima Religion, apoyar los que son falsos, y tenerlos por
verdaderos, es alegar un testimonio falso para probar una cosa que es la
misma verdad[a].
[Nota a:_Numquid Deus indiget vestro mendacio, ut pro illo loquamini
dolos_? Job. 13. 7.]
[62] Regla sexta: _Un solo testigo puede ser de mayor autoridad que
diez mil, y por consiguiente con mayor razon podemos a veces creer a uno
solo, que a muchisimos_. Si yo se que Ticio es hombre de buena fe, que
sabe muy bien evitar los errores que pueden ocasionarle los sentidos y
la fantasia, que no esta preocupado, ni ha precipitado su juicio, y me
asegura una cosa, le creere mejor que a diez mil, y que a todo un gran
Pueblo; y del mismo modo si Ticio, a quien yo considero tan entendido y
veraz, afirma una cosa, y todo un Pueblo la niega, estare de parte de
Ticio contra toda la multitud. La razon es, porque nosotros debemos
creer, que Ticio despues de haber puesto todo el cuidado posible en
asegurarse de la verdad, no se ha enganado; y si qualquiera de nosotros
hubiera de asegurarse de la misma cosa, no aplicaria para lograrlo otros
medios que los que Ticio ha aplicado, ni la razon humana pide otras
prevenciones para creer las cosas. Pero el Pueblo por lo comun no evita
la preocupacion, de ordina
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