a asegure con la experiencia.
Por exemplo: Es cosa contingente que se de, o no una batalla, y el
entendimiento ninguna oposicion halla con los principios de la razon
quando considera que la ha habido, y quando considera que no la ha
habido; pero si despues hay algunos que atestiguan haberse dado la
batalla, entonces asiente a eso, porque demas de la verosimilitud
intrinseca que en si lleva el hecho, se anade el testimonio experimental
que inclina al asenso. Piensa tambien el entendimiento, y mira como
verosimil la existencia de una Puente de un solo arco, y de trescientos
pies de longitud: mirala como verosimil, porque la fabrica de semejante
Puente no se opone a las reglas ciertas de la arquitectura; pero no
obstante para creer su existencia es necesario que alguno atestiguee
haberla visto, como en la realidad la han visto muchos en la China.
[57] Regla quinta: _Para creer los hechos contingentes no solo es
necesario que sean verosimiles y probados por testigos, base de atender
tambien la calidad de los que atestiguan, y la grandeza, o pequenez del
hecho antes de dar el asenso_. Las cosas que se sujetan a nuestros
sentidos, antes de creerlas, hemos nosotros mismos de examinarlas, y asi
nos aseguraremos de la verdad, porque todos los hombres pueden
enganarnos, unos por malicia, otros por ignorancia: con que si nosotros
mismos examinamos la cosa, no estaremos tan expuestos al error. Fuera de
esto, los hechos han de observarse de manera, que se eviten los errores
que los sentidos ocasionan, y esto lo podremos hacer nosotros mismos con
mayor satisfaccion que otros, de quien dudamos si han puesto la atencion
necesaria. Anadese, que es muy comun equivocar los hombres las
sensaciones con los juicios que las acompanan, y de ordinario quando nos
cuentan un suceso nos dicen el juicio que hacen de el, y no la
percepcion que han tenido.
[58] Quando los acontecimientos son pasados, o suceden en lugares
distantes, donde nosotros no podemos hallarnos para asegurarnos de
ellos, supuesta su verosimilitud, no resta otra cosa para creerlos, que
atender la calidad de los que nos los cuentan, o la gravedad de los
mismos hechos. La calidad de los testigos es de gran peso para
inclinarnos al asenso. Porque si nos cuenta una cosa un hombre, que
sabemos que suele mentir, ya no lo creemos, y dudamos si miente tambien
quando nos refiere el suceso[a]. Por el contrario, si el que refiere una
cosa es hombre de buena fe, y amante de la verdad, da
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