enalandole
con el dedo, grito:
--iEse! Ese es un ladron.
--iYo!--exclamo Martin.
--Tu, si. El otro dia te vi que estabas robando peras en mi casa. Toda
tu familia es de ladrones.
Martin, aunque respecto a el no podia negar la exactitud del cargo,
creyo no debia permitir este ultraje dirigido a los Zalacain y,
abalanzandose sobre el joven Ohando, le dio una bofetada morrocotuda.
Ohando contesto con un punetazo, se agarraron los dos y cayeron al
suelo, se dieron de trompicones, pero Martin, mas fuerte, tumbaba
siempre al contrario. Un alpargatero tuvo que intervenir en la contienda
y, a puntapies y a empujones, separo a los dos adversarios. Martin se
separo triunfante y el joven Ohando, magullado y maltrecho, se fue a su
casa.
La madre de Martin, al saber el suceso, quiso obligar a su hijo a
presentarse en casa de Ohando y a pedir perdon a Carlos, pero Martin
afirmo que antes lo matarian. Ella tuvo que encargarse de dar toda clase
de excusas y explicaciones a la poderosa familia.
Desde entonces, la madre miraba a su hijo como a un reprobo.
--iDe donde ha salido este chico asi!--decia, y experimentaba al pensar
en el un sentimiento confuso de amor y de pena, solo comparable con el
asombro y la desesperacion de la gallina, cuando empolla huevos de pato
y ve que sus hijos se zambullen en el agua sin miedo y van nadando
valientemente.
CAPITULO II
DONDE SE HABLA DEL VIEJO CINICO MIGUEL DE TELLAGORRI
Algunas veces, cuando su madre enviaba por vino o por sidra a la taberna
de Arcale a su hijo Martin, le solia decir:
--Y si le encuentras, al viejo Tellagorri, no le hables, y si te dice
algo, respondele a todo que no.
Tellagorri, tio-abuelo de Martin, hermano de la madre de su padre, era
un hombre flaco, de nariz enorme y ganchuda, pelo gris, ojos grises, y
la pipa de barro siempre en la boca. Punto fuerte en la taberna de
Arcale, tenia alli su centro de operaciones, alli peroraba, discutia y
mantenia vivo el odio latente que hay entre los campesinos por el
propietario.
Vivia el viejo Tellagorri de una porcion de pequenos recursos que el se
agenciaba, y tenia mala fama entre las personas pudientes del pueblo.
Era, en el fondo, un hombre de rapina, alegre y jovial, buen bebedor,
buen amigo y en el interior de su alma bastante violento para pegarle un
tiro a uno o para incendiar el pueblo entero.
La madre de Martin presintio que, dado el caracter de su hijo,
terminaria haciendose amigo de Te
|