da quieta y santa que
acaricie apenas, de nuevo me lance a los placeres locos del mundo, lejos
de mi solar. Peregrine mucho; derrame el corazon y la vida a manos
llenas; pero no fui tan insensato que llegara a empobrecerme. Algunas
veces volvia yo a Luzmela con una vaga esperanza de poder quedarme por
aqui, bien avenido con esta melancolica vida de memorias y ensuenos;
pero nunca lograba que de mi corazon voltario se aduenase la paz. En uno
de estos viajes vine muy cambiado; me blanqueaba el cabello y traia en
los brazos una nina. Me estuve entonces aqui un ano entero; un ano que
fue para mi alma ocasion de intensas revelaciones; la nina, tan pequena,
tan impotente, iba poseyendo todo mi albedrio. En rendirla yo mi
voluntad sentia un extrano goce lleno de encantos nuevos. Su inocencia
me cautivaba en dulcisima cadena, y yo, que la salve a esta nina del
abandono, mas por deber de conciencia que por amor de padre, me someti a
su hechizo con una dejacion de mi mismo absoluta y feliz. Ya, desde
entonces, solo sali de Luzmela por precision y muy pocas veces. Mi vida
tenia un objeto, y yo sentia santificarse mis sentimientos y levantarse
mi corazon al suave contacto de aquella pequena existencia pendiente de
la mia. Continuaba viendo a mi hermana contadas veces: mi cunado me
mostraba cada dia mayor hostilidad; y yo, indiferente y orgulloso, no
ponia jamas los pies en Rucanto. Pero no me era grato saber que mi
hermana pasaba apuros y estrecheces, casi totalmente arruinada por su
marido, y a menudo le mandaba reservadamente algunas cantidades como
regalo para mis sobrinos, a quienes apenas conozco....
Callo don Manuel y se quedo abstraido breve rato.
Luego dijo:
--Y hemos llegado, querido Salvador, al caso que me preocupa y desvela.
?Merecera mi hermana que yo le confie mi hija?... Tu, ?que crees?...
--Yo creo--respondio el joven--que no es muy facil acertar con la
respuesta, ya que ni usted ni yo la conocemos bien.
--Por eso vacilo....
--?Y ha pensado usted en que condiciones le confiaria la tutela de
Carmen?
--Si; lo he pensado: le dejaria a mi hermana la mitad de mi fortuna con
la condicion de que fuese una buena madre para la nina.
Salvador escuchaba con asombro a don Manuel.
--Pero eso--dijo--seria caso de una comprobacion delicada y dificil.
--Tengo previstas todas las dificultades: de todo ello hablaremos.... Yo
quisiera dejarle a mi hija un constante testimonio de mi ternura, sin
perturbar su alma
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