-Pst...--se encogio de hombros desalentado su medico.--Es un caso
serio... poco hay que hacer...
--iSolo eso me faltaba!--resoplo Jordan. Y tamborileo bruscamente
sobre la mesa.
Alicia fue extinguiendose en subdelirio de anemia, agravado de tarde,
pero que remitia siempre en las primeras horas. Durante el dia no
avanzaba su enfermedad, pero cada manana amanecia livida, en sincope
casi. Parecia que unicamente de noche se le fuera la vida en nuevas
olas de sangre. Tenia siempre al despertar la sensacion de estar
desplomada en la cama con un millon de kilos encima. Desde el tercer
dia este hundimiento no la abandono mas. Apenas podia mover la cabeza.
No quiso que le tocaran la cama, ni aun que le arreglaran el
almohadon. Sus terrores crepusculares avanzaron en forma de monstruos
que se arrastraban hasta la cama y trepaban dificultosamente por
la colcha.
Perdio, luego, el conocimiento. Los dos dias finales deliro sin cesar
a media voz. Las luces continuaban funebremente encendidas en el
dormitorio y la sala. En el silencio agonico de la casa, no se oia mas
que el delirio monotono que salia de la cama, y el rumor ahogado de
los eternos pasos de Jordan.
Murio, por fin. La sirvienta, que entro despues a deshacer la cama,
sola ya, miro un rato extranada el almohadon.
--Senor--llamo a Jordan en voz baja.--En el almohadon hay manchas que
parecen de sangre.
Jordan se acerco rapidamente y se doblo a su vez. Efectivamente, sobre
la funda, a ambos lados del hueco que habia dejado la cabeza de
Alicia, se veian manchas de sangre.
--Parecen picaduras--murmuro la sirvienta despues de un rato de
inmovil observacion.
--Levantelo a la luz--le dijo Jordan.
La sirvienta lo levanto, pero en seguida lo dejo caer, y se quedo
mirando a aquel, livida y temblando. Sin saber por que, Jordan sintio
que los cabellos se le erizaban.
--?Que hay?--murmuro con la voz ronca.
--Pesa mucho--articulo la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordan lo levanto; pesaba extraordinariamente. Salieron con el, y
sobre la mesa del comedor Jordan corto funda y envoltura de un tajo.
Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror
con toda la boca abierta, llevandose las manos crispadas a los
bandos:--sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las
patas velludas, habia un animal monstruoso, una bola viviente y
viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia habia
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