ollozos
convulsivos y secos, como masticados, en un aullido de desolacion, que
la voz cazadora de Prince sostenia, mientras los otros tomaban el
sollozo de nuevo. El cachorro ladraba. Habia pasado media hora, y los
cuatro perros de edad, agrupados a la luz de la luna, el hocico
extendido e hinchado de lamentos--bien alimentados y acariciados por
el dueno que iban a perder--continuaban llorando su domestica miseria.
A la manana siguiente mister Jones fue el mismo a buscar las mulas y
las uncio a la carpidora, trabajando hasta las nueve. No estaba
satisfecho, sin embargo. Fuera de que la tierra no habia sido nunca
bien rastreada, las cuchillas no tenian filo, y con el paso rapido de
las mulas, la carpidora saltaba. Volvio con esta y afilo sus rejas;
pero un tornillo en que ya al comprar la maquina habia notado una
falla, se rompio al armarla. Mando un peon al obraje proximo,
recomendandole el caballo, un buen animal, pero asoleado. Alzo la
cabeza al sol fundente de mediodia e insistio en que no galopara un
momento. Almorzo en seguida y subio. Los perros, que en la manana no
habian dejado un momento a su patron, se quedaron en los corredores.
La siesta pesaba, agobiaba de luz y silencio. Todo el contorno estaba
brumoso por las quemazones. Alrededor del rancho, la tierra blanquizca
del patio, deslumbraba por el sol a plomo, parecia deformarse en
tremulo hervor, que adormecia los ojos parpadeantes de los
fox-terriers.
--No ha aparecido mas--dijo Milk.
Old, al oir _aparecido_, levanto las orejas sobre los ojos.
Esta vez el cachorro, incitado por la evocacion, se puso en pie y
ladro, buscando a que. Al rato el grupo callo, entregado de nuevo a su
defensiva caceria de moscas.
--No vino mas--dijo Isondu.
--Habia una lagartija bajo el raigon,--recordo por primera vez Prince.
Una gallina, el pico abierto y las alas caidas y apartadas del cuerpo,
cruzo el patio incandescente con su pesado trote de calor. Prince la
siguio perezosamente con la vista, y salto de golpe:
--iViene otra vez!--grito.
Por el norte del patio avanzaba solo el caballo en que habia ido el
peon. Los perros se arquearon sobre las patas, ladrando con prudente
furia a la Muerte que se acercaba. El animal caminaba con la cabeza
baja, aparentemente indeciso sobre el rumbo que iba a seguir. Al pasar
frente al rancho dio unos cuantos pasos en direccion al pozo, y se
degrado progresivamente en la cruda luz.
Mister Jones bajo; no tenia sueno. Dis
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