r juntos, a cuyo efecto el
seductor se instalo con la pareja. Esto era economico y bastante
juicioso. Pero como el mensu parecia gustar realmente de la dama--cosa
rara en el gremio--Caye ofreciosela en venta por un revolver con
balas, que el mismo sacaria del almacen. No obstante esta sencillez,
el trato estuvo a punto de romperse, porque a ultima hora Caye pidio
se agregara un metro de tabaco en cuerda, lo que parecio excesivo al
mensu. Concluyose por fin el mercado, y mientras el fresco matrimonio
se instalaba en su rancho, Caye cargaba concienzudamente su 44, para
dirigirse a concluir la tarde lluviosa tomando mate con aquellos.
* * * * *
El otono finalizaba, y el cielo, fijo en sequia con chubascos de cinco
minutos, se descomponia por fin en mal tiempo constante, cuya humedad
hinchaba el hombro de los mensu. Podeley, libre hasta entonces,
sintiose un dia con tal desgano al llegar a su viga, que se detuvo,
mirando a todas partes que podia hacer. No tenia animo para nada.
Volvio a su cobertizo, y en el camino sintio un ligero cosquilleo en
la espalda.
Sabia muy bien que eran aquel desgano y aquel hormigueo a flor de
estremecimiento. Sentose filosoficamente a tomar mate, y media hora
despues un hondo y largo escalofrio recorriole la espalda bajo
la camisa.
No habia nada que hacer. Se echo en la cama, tiritando de frio,
doblado en gatillo bajo el poncho, mientras los dientes,
incontenibles, castaneaban a mas no poder.
Al dia siguiente el acceso, no esperado hasta el crepusculo, torno a
mediodia, y Podeley fue a la comisaria a pedir quinina. Tan claramente
se denunciaba el chucho en el aspecto del mensu, que el dependiente
bajo los paquetes sin mirar casi al enfermo, quien volco
tranquilamente sobre su lengua la terrible amargura aquella. Al volver
al monte, hallo al mayordomo.
--Vos tambien--le dijo este, mirandolo--y van cuatro. Los otros no
importa... poca cosa. Vos sos cumplidor... ?Como esta tu cuenta?
--Falta poco... pero no voy a poder trabajar...
--iBah! Curate bien y no es nada... Hasta manana.
--Hasta manana--se alejo Podeley apresurando el paso, porque en los
talones acababa de sentir un leve cosquilleo.
El tercer ataque comenzo una hora despues, quedando Podeley aplomado
en una profunda falta de fuerzas, y la mirada fija y opaca, como si no
pudiera ir mas alla de uno o dos metros.
El descanso absoluto a que se entrego por tres dias--balsamo
especifico p
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