ias docenas de bellas tablas, mientras el
pescador de vigas, a su vez, entregaba algunos dias de habitual
trabajo a cuenta de una maquinita prodigiosamente ruidera.
Por lo cual el mercado se realizo, a tanto tiempo de plazo.
Candiyu vive en la costa del Parana, desde hace treinta anos; y si su
higado es aun capaz de combinar cualquier cosa despues del ultimo
ataque de fiebre, en diciembre pasado, debe vivir todavia unos meses
mas. Pasa ahora los dias sentado en su catre de varas, con el sombrero
puesto. Solo sus manos, lividas zarpas veteadas de verde que penden
inmensas de las munecas, como proyectadas en primer termino en una
fotografia, se mueven monotonamente sin cesar, con temblor de
loro implume.
Pero en aquel tiempo Candiyu era otra cosa. Tenia entonces por oficio
honorable el cuidado de un bananal ajeno, y--poco menos licito--el de
pescar vigas. Normalmente, y sobre todo en epoca de creciente, derivan
vigas escapadas de los obrajes, bien que se desprendan de una jangada
en formacion, bien que un peon bromista corte de un machetazo la soga
que las retiene. Candiyu era poseedor de un anteojo telescopado, y
pasaba las mananas apuntando al agua, hasta que la linea blanquecina
de una viga, destacandose en el horizonte montuoso, lo lanzaba en su
chalana al encuentro de la presa. Vista la viga a tiempo, la empresa
no es extraordinaria, porque la pala de un hombre de coraje, recostado
o halando de un pieza de 10 x 40, vale cualquier remolcador.
* * * * *
Alla en el obraje de Castelhum, mas arriba de Puerto Felicidad, las
lluvias habian comenzado despues de setenta y cinco dias de seca
absoluta que no dejo llanta en las alzaprimas. El haber realizable del
obraje consistia en ese momento en siete mil vigas--bastante mas que
una fortuna. Pero como las dos toneladas de una viga, mientras no
estan en el puerto, no pesan dos escrupulos en caja, Castelhum y Cia.
distaban muchisimas leguas de estar contentos.
De Buenos Aires llegaron ordenes de movilizacion inmediata; el
encargado del obraje pidio mulas y alzaprimas; le respondieron que con
el dinero de la primera jangada a recibir le remitirian las mulas, y
el gerente contesto que con esa mulas anticipadas, les mandaria la
primer jangada.
No habia modo de entenderse. Castelhum subio hasta el obraje y vio el
stock de madera en el campamento, sobre la barranca del Nacanguazu
al norte.
--?Cuanto?--pregunto Castelhum a su encargado.
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