inventado con su meningitis?
Ayestarain torno a mirarme fijamente, pero esta vez crei notar un
vago, vaguisimo dejo de amargura.
--Y aunque no fuera mas que eso, grandisimo zonzo...--ha murmurado,
cogiendome del brazo para salir.
En el camino--hemos ido al Aguila, a tomar el vermut--me ha explicado
bien claro tres cosas.
1 deg.: que mi presencia, al lado de la enferma, era absolutamente
necesaria, dado el estado de profunda excitacion--depresion--todo en
uno--de su delirio.--2 deg.: que los Funes lo habian comprendido asi, ni
mas ni menos, a despecho de lo raro, subrepticio e inconveniente que
pudiera parecer la aventura, constandoles, esta claro, lo artificial
de todo aquel amor.--3 deg.: que los Funes han confiado sencillamente en
mi educacion, para que me de cuenta--sumamente clara--del sentido
terapeutico que ha tenido mi presencia ante la enferma, y la de la
enferma ante mi.
--Sobre todo lo ultimo, ?eh?--he agregado a guisa de comentario.--El
objeto de toda esta charla es este: que no vaya yo jamas a creer que
Maria Elvira siente la menor inclinacion real hacia mi. ?Es eso?
--iClaro!--se ha encogido de hombros el medico.--Pongase Vd. en su
lugar...
Y tiene razon el bendito hombre. Porque a la sola
probabilidad de que ella...
Anoche cene en lo de Funes. No era precisamente una comida alegre, si
bien Luis Maria, por lo menos, estuvo muy cordial conmigo. Querria
decir lo mismo de la madre, pero por mas esfuerzos que hacia para
hacerme grata la mesa, evidentemente no ve en mi sino a un intruso a
quien en ciertas horas su hija prefiere un millon de veces. Esta
celosa, y no debemos condenarla. Por lo demas, se alternaban con su
hija para ir a ver a la enferma. Esta habia tenido un buen dia, tan
bueno que por primera vez despues de quince dias no hubo esa noche
subida seria de fiebre, y aunque me quede hasta la una por pedido de
Ayestarain, tuve que volverme a casa sin haberla visto un instante.
?Se comprende esto? iNo verla en todo el dia! iAh! Si por bendicion de
Dios, la fiebre, fiebre de 40, 80, 120 deg., cualquier fiebre, cayera esta
noche sobre su cabeza...
Y aqui esta: esta sola linea del bendito Ayestarain:
_Delirio de nuevo. Venga en seguida_.
* * * * *
Todo lo antedicho es suficiente para enloquecer bien que mal a un
hombre discreto. Vease esto ahora:
Cuando entre anoche, Maria Elvira me tendio su brazo como la primera
vez. Acosto su cara sobr
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