entre las que se puede
incluir lo acaecido al _Maria Margarita_, que zarpo de Nueva York el
24 de Agosto de 1903, y que el 26 de manana se puso al habla con una
corbeta, sin acusar novedad alguna. Cuatro horas mas tarde, un
paquete, no teniendo respuesta, desprendio una chalupa que abordo al
_Maria Margarita_. En el buque no habia nadie. Las camisetas de los
marineros se secaban a proa. La cocina estaba prendida aun. Una
maquina de coser tenia la aguja suspendida sobre la costura, como si
hubiera sido dejada un momento antes. No habia la menor senal de lucha
ni de panico, todo en perfecto orden; y faltaban todos. ?Que paso?
La noche que aprendi esto estabamos reunidos en el puente. Ibamos a
Europa, y el capitan nos contaba su historia marina, perfectamente
cierta, por otro lado.
La concurrencia femenina, ganada por la sugestion del campo de batalla
presente, oia estremecida. Las chicas nerviosas prestaban sin querer
inquieto oido a la voz de los marineros en proa. Una senora recien
casada se atrevio:
--?No seran aguilas?...
El capitan se sonrio bondadosamente:
--?Que, senora? ?Aguilas que se lleven a la tripulacion?
Todos se rieron y la joven hizo lo mismo, un poco avergonzada.
Felizmente un pasajero sabia algo de eso. Lo miramos curiosamente.
Durante el viaje habia sido un excelente companero, admirando por su
cuenta y riesgo, y hablando poco.
--iAh! isi nos contara, senor!--suplico la joven de las aguilas.
--No tengo inconveniente--asintio el discreto individuo.--En dos
palabras--y en los mares del norte, como el _Maria Margarita_ del
capitan--encontramos una vez un barco a vela. Nuestro rumbo--viajabamos
tambien a vela--nos llevo casi a su lado. El singular aire de abandono
que no engana en un buque, llamo nuestra atencion, y disminuimos la
marcha observandolo. Al fin desprendimos una chalupa; abordo no se hallo
a nadie, y todo estaba tambien en perfecto orden. Pero la ultima
anotacion del diario databa de cuatro dias atras, de modo que no
sentimos mayor impresion. Aun nos reimos un poco de las famosas
desapariciones subitas.
Ocho de nuestros hombres quedaron abordo para el gobierno del nuevo
buque. Viajariamos de conserva. Al anochecer nos tomo un poco de
camino. Al dia siguiente lo alcanzamos, pero no vimos a nadie sobre el
puente. Desprendiose de nuevo la chalupa, y los que fueron recorrieron
en vano el buque: todos habian desaparecido. Ni un objeto fuera de
lugar. El mar estaba absolutament
|