heridos 26. Volvieron 16 Luisistas para
observar el movimiento del enemigo y tambien para enterrar los
muertos, aunque fuese por fuerza. Los demas se retiraron a sus
tierras y poblaciones, esperando nuevos socorros. Tambien el
resto de los Luisistas volvio a su pueblo, no se si de
verguenza, si de temor, o por alguna mutua disencion.
13. Despues en el mismo pueblo se alistaron nuevas reclutas, y
porque acaso, como los prisioneros que perecieron en la guerra,
no fuesen desamparados de medico espiritual, llamaron para el
socorro de sus almas a aquel que por el mismo tiempo habia hecho
la mision de Cuaresma en aquel mismo lugar. Consintio este a tan
piadosas suplicas, recargado sin duda de los remordimientos de
su propia conciencia, y tomando a su cuidado la vida y almas de
aquellos indios que estaban en peligro. Luego que volvio a su
pueblo, se previno para el camino, y partio a las estancias que
estan a la falda de la montana. El dia 3 de Marzo le siguio
despues un escuadron armado, aunque con paso lento, atendiendo a
la debilidad y fatiga de los jumentos, y formo el campo a 12 de
Abril en los rios Guacacay, Grande y Chico. Pasaron el rio los
capitanes de San Luis con los de San Juan cerca de su boca, para
avisar a los de San Miguel, que viniesen en su auxilio, porque
era necesario cargar al enemigo con mucha gente, ya que por la
situacion era superior y mas fuerte. Pero, discordando los
confederados, redujeron su negocio e interes comun a contienda,
porque estos desde su colonia de San Juan, todavia resentidos de
los Luisistas, por un reciente escandalo o tropiezo, y por no
haberles pedido y rogado la alianza para el asalto que se
acababa de hacer; y ofendidos ahora por el modo en que los
habian convocado, se arrojaban mutuamente chispas de discordias.
Aquellos reprochaban a los mismos duenos de las tierras el
haberse realizado casi toda la sobredicha invasion poco
favorablemente, por haber sido los primeros que habian huido, y
dejado en el peligro a sus companeros; y por lo mismo reusaban
volver otra vez a probar fortuna.
14. Se negocio con unos y otros: con estos de palabra, con
aquellos por escrito, para que se concordasen y uniesen sus
animos y las armas, casi con este cumulo de razones: "Que no era
tiempo de civiles disenciones, estando un enemigo extrangero a
la puerta: que los hermanos las mas veces discordan para
deshonra suy
|