as seguros, y detener algun
poco al enemigo, determinaron que cerrasen la puerta otros fosos
hechos con arte y por sus manos. Pero como seguia el enemigo el
rastro, de modo que ni en toda la noche podian perfeccionar o
concluir los fosos y parapetos de tierra, habiendo acampado a la
vista, descanso aquella noche. Desde muy de manana, (el 10 de
Febrero) formados en batalla los escuadrones, marcho contra los
indios, quienes tomando las armas y saliendo fuera del foso, se
opusieron audaces al enemigo: pero no bastantemente prevenidos,
porque todos los mas, excepto 50, estaban a pie, enganados con
la inmediata funcion, y juzgando que el negocio mas se habia de
decidir con palabras y cartas que con la espada. Algunos
persuadian que se siguiese el consejo del capitan difunto, Jose,
y que se debian retirar hasta las montanas, si tardaren los
aliados: pero prevalecio el dictamen del nuevo capitan Nicolas,
que penso que debian pelear, si fuese necesario, y de ningun
modo ceder. Este pues en persona, con Pascual, alferez real de
San Miguel, saliendo de sus lineas, se acerco a las del enemigo,
y pregunto, lo que querian? Se le respondio, que ellos iban a
los pueblos de los indios, y que asi se apartasen y no
impidieren el camino. Asalario entonces a un Miguelista, llamado
Fernando, para que fuese a los Generales enemigos y les
preguntase la causa de su venida: con dificultad se hallo quien
fuera, pero finalmente marcho, y siendo llevado ante el General
espanol, habiendole expuesto las cosas que sus PP., o los
Jesuitas, y las que tambien sus mismos compatriotas habian
padecido para obedecer al Rey, hasta haber muerto o quedado en
la demanda, le pidio en nombre de sus capitanes y pueblo, que
desistiesen del intento, porque de otra suerte estaba dispuesta
la gente a pelear, y defender lo que era suyo. Dijo el General
espanol y Gobernador de la Provincia, que habia de ir adelante,
aunque no quisiesen los indios, y que a el y a los suyos habia
de perseguirlos hasta sugetar todos los pueblos, segun el
decreto del Rey: y que sabia muy bien que tres PP. estaban en un
vecino lugarcito, Colonia de San Miguel; y que asi fuese, y les
dijese en su nombre, que el esperaria tres dias (porque
preguntados los baqueanos, dijeron que eran necesario este
tiempo para llevar el aviso, siendo asi que el pueblecito dista
del lugar dia y medio de camino, o casi 30 leguas) y que
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