s, despues
que se desvanecio este rumor falso, y reconocida la falsedad del
caso, los capitanes determinaron que debian esperar a los
enemigos, de esta parte de la montana, y cuando estuviesen
empenados en penetrar los montes a la vista de sus pueblos,
habian de pelear hasta dar el ultimo aliento. Por lo dicho habia
corrido en los pueblos un terror panico y turbacion: mas, como
el enemigo no solamente no se acercase a las montanas de San
Miguel, sino que se declinaba de las estancias de Santa Catalina
hacia el oriente, en las tierras de San Luis, mudaron de
pensamiento, y siendo los primeros los Miguelistas, pasaron el
bosque, se acamparon a su entrada, y enviaron fieles
exploradores, que observasen con cuidado los movimientos
del enemigo.
95. Entretanto, de todas partes venian, movidos con nuevos
avisos, nuevos escuadrones, y bastantemente numerosos, los que
ya antes habian sido pedidos y se esperaban, y que, con el falso
rumor del vecino enemigo y de las muestras, vacilaban y
titubeaban. Despues de tanta tardanza, los primeros que volaron
al lugar de la mortandad que acababa de hacerse, fueron 130
Guanoas, gentiles confederados; quienes, viendo el destrozo o
estrago de los suyos, y el campo sembrado de cadaveres,
gimieron, y tambien derramaron lagrimas. Despues vinieron los
del pueblo de Santo Tome, y asimismo los de San Borja, y despues
los de casi todos los demas pueblos del Uruguay, excepto los de
San Jose y San Carlos: y asi habia junto cuatro ejercitos de
soldados, y se esperaba que restaurarian todo el negocio, a no
haber sucedido que las discordias domesticas otra vez dividiesen
e hiciesen desparramar como agua a tan numerosos ejercitos antes
que se juntasen.
96. Los primeros que se retiraron de la reunion fueron los
Borjistas; porque estos, despues de haber visto el lugar de la
matanza, y los montones de muertos, acaso horrorizados con aquel
espectaculo, o exasperados de alguna palabrilla, (porque ahora
era la primera vez que venian, cuando ya las cosas iban
perdidas) se volvieron a su pueblo, dejando dudoso el motivo.
Los Tomistas, por la misma razon o por alguna contienda, tambien
se volvieron, y se decia que habian muerto a un noble
Miguelista, porque jamas aparecio.
97. Los de San Angel, desde que salieron de su pueblo, ya venian
enfurecidos, y cuando encontraban a los Miguelistas, los
despojaban de los caball
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