ue esta nunca la habria si se buscaban nuevos motivos de
desavenencia; que no se debia solamente confiar en las propias
fuerzas contra un enemigo que, aunque inferior en numero, les
aventajaba en el sitio, la destreza de las armas de fuego y la
experiencia: que eran vanas tambien todas las fuerzas de los
hombres, y vana la multitud, si el Senor de los ejercitos que
nos fortalece no las protege: que entonces no hay esperanza
ninguna de victoria: que Dios aborrece las enemistades: que se
ahuyenta con las discordias, y se enajena o pone urano con las
disenciones. El mismo predicador puso por egemplo su
sufrimiento, que habia esperado por espacio de dos meses; y asi
esperasen un dia, los que habian sido esperados por meses.
Callaron los capitanes, y consintieron esperar hasta el dia
postrero de Pascua.
22. Los Lorenzistas volvieron otra vez con sus escusas,
esponiendo la debilidad y cansancio de sus caballos, y por tanto
decian, que enviarian 30 soldados al socorro, que ellos se
defenderian por sus tierras, y por otra parte pelearian con el
enemigo. Parecio frivola la escusa, porque los otros habian
andado mas largos caminos en caballos asimismo cansados; ni
parecia que se debia contemporizar con los animales, estando en
peligro la tierra. Y por tanto no se admitio la escusa, y se les
aviso que si tardaban, custodiasen ellos sus casas, y mirasen a
lo porvenir. Tampoco parecio oportuno esperarlos, porque como
estuviesen los demas distantes o retirados, habian de causar una
tardanza perjudicial, ni tan poquita gente (eran cerca de 60)
podia dar tanto socorro para indemnizar el dano que se juzgaba
causaria su tardanza.
23. Era ya el dia que debian llegar los Juanistas, y aun se
habia pasado, y con todo no parecian, no obstante su campo
apenas distaba tres o cuatro leguas. Poco despues de mediodia,
llego del paso de San Juan el Alcalde de primer voto, que era
enviado por el cabildo y los pueblos, para que tomase el
gobierno en lugar del alferez real, quien mandaba su
destacamento, y era el cabeza y caudillo de las disenciones; lo
que ya se habia hecho saber a aquellos que mandaban en el
pueblo. Luego al punto fue despachado, y se le encomendo diese
priesa a los suyos: vino finalmente con algunos de ellos despues
de visperas, y fue recibido como antes de ayer, de los
Miguelistas. Pero se traslucia en todos su mal animo, porque
venian sin b
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