antos
Portugueses, de la Colonia del Sacramento, con los Capitanes
Generales de las Provincias.
42. Finalmente, no sabiendose nada de cierto, llego el 15 de
Julio, aquel termino fatal, como decian: y he aqui que por ambas
partes habia un profundo silencio, aunque se decia que el
Gobernador de Buenos Aires a 5 de Mayo habia salido de aquella
ciudad a los reales espanoles que estaban en el paso del
Uruguay, que se dice de las Gallinas; que tambien Gomez Freire,
Gobernador Portugues del Rio Janeiro, habia movido sus reales
hacia el Rio Grande, asegurando la voz y fama, que 60 marineros
con ocho o diez lanchas, cuyo capitan era Juan de Echavarria,
subian por el Uruguay, con el fin (como se decia) y precepto,
que poco ha se habia acordado en la isla de Martin Garcia, que a
15 de Julio acometiese el ejercito espanol al pueblo de San
Nicolas, el lusitano el de San Angel, y las lanchas armadas por
el rio, para que estas impidiesen los socorros del Parana, y
aquellas obligasen a transmigrar, o mudarse a los habitadores de
estos, o los destruyesen a fuego y hierro si se resistiesen.
Porque decian asi:--que los indios y los Padres, luego que
viesen que se obraba deveras, y comenzasen a experimentar la
guerra, habian de amedrentarse, y salir al encuentro de los
ejercitos mas inmediatos, rogando o pidiendo la paz, y con
profunda humildad entregarian las armas, les pedirian perdon de
la resistencia, y entonces se les concederia en nombre del
Monarca: pero con estas condiciones; que, se permitiese a los
ejercitos ir y discurrir por donde quisiesen: luego al punto
llevarian, o enviarian las cosas movibles y semovientes, dejando
a los Portugueses la tierra, campos, pueblos y pagos: pero si
hiciesen al contrario, infaliblemente todos, como si fuera uno,
habian de ser muertos a hierro y fuego. Estas amenazas, aunque
siempre pareciesen locuras a todos los de animo esforzado, lo
uno por el pequeno numero de la tropa (porque ahora bajaba de
punto la fama su mentira) no siendo ya los Portugueses mas de
1,600: lo segundo, porque los Espanoles marchaban desarmados, y
esto despues de haber pasado un desierto de 200 leguas por
tierra, en tiempo de invierno, contra 20,000 armados, (si todos
los varones tomasen las armas) que se les habian de oponer en
sus tierras: con todo, temian algunos, y clamaban los
pusilanimes _finis venit_. Estas cosas, vuelvo a decir, aunqu
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