: y como todos los de los pueblos fuesen a
estas ferias, todos se fingian Miguelistas: era gente de a
acaballo, y a los que veian venir a pie, no querian de noche
creer los Miguelistas. Estas y otras cosas fueron semilla de
muchas discordias entre los ejercitos de los indios, de suerte
que alguna vez hubieron de tener guerra civil o interna. Y
finalmente, cundiendo el mal, contagio al ejercito, y ya cada
uno determinaba volverse a su casa: aunque era obice esto, a
saber, que se volverian, y que reclutadas por todas partes
mayores tropas de los pueblos de la otra banda del Uruguay, y
preparadas armas nuevas, a principios de Enero volverian. Los
mas prudentes no aprobaban este proyecto, porque se esponia toda
aquella provincia, y todos los ganados, con los estancieros, a
las invasiones del enemigo. Mas otros, estando mas obstinados en
su parecer, de facto empezaron a desbaratar el ejercito,
yendose. Los primeros que se retiraron a su pueblo o casas,
fueron los Nicolasistas; pero antes de la partida de estos,
llegaron 200 Guanoas, con sus nobles capitanes, y entonces
volviendo a enviar internuncios a los reales de los Portugueses,
los provocaban a pelear, y desafiaban al enemigo: pero en vano.
Viendo pues al enemigo inmoble, un capitan de gentiles, llamado
Moreira, se fue a hablar con el enemigo, y llevo consigo mucha
yerba y tabaco que pidio a nuestros indios, y tambien carne para
que comiesen: porque decia este, que el hacia esto con engano o
doblez. Y volviendo, persuadio a los Miguelistas, con cuyos
caballos y esperanzas habian venido dichos gentiles, que se
retirasen un poco de los reales, porque no fuese que les
sucediese alguna desgracia: porque el habia mesclado veneno en
los regalos que habia llevado, lo cual podia tambien redundar en
dano del ejercito vecino, o de los indios: pero que era publico
no haber sucedido cosa alguna adversa. Sospecho que el gentil
habia sido sobornado por los Portugueses, para que persuadiese
la retirada al ejercito; porque ?quien dara entero credito a una
gente infiel?
No obstante, obedecieron los Miguelistas a la persuasion, y
habiendo levantado los reales o campamentos, los apartaron
algunas leguas de la vista del enemigo. Entretanto, habiendo
enviado un Miguelista a desafiar a los Portugueses, fue muy bien
tratado por Gomez Freire, y habiendole mandado sentar, lo regalo
con cena y cama, y fue rogado a
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