gativa. Anadio el cautivo
capitan: "vosotros que deseais poseer los caballos, dadme
licencia para hablar con los mios, sino, aunque no querrais, me
ire, si me diere gana, y ayudare a mis companeros." Esta audacia
se recibio con risa, y le contestaron:--"estando cerca de 12
armados, ?seras capaz de irte?"--Se promovio una controversia:
Sepe afirmando la huida, si la quisiese tomar, y los Portugueses
riyendo, porque la juzgaban imposible, y tenian por vanas sus
amenazas; pero el hecho las probo verdaderas: porque como una y
otra vez le preguntaron ?como podia hacer esto? les dijo: veis
ahi; y asorando el caballo con la voz, con el azote y con
alaridos, se les escapo, y llevado en el pegaso, que parecia que
volaba, se encamino hacia el rio y bosque, quedandose
espantados, y no atreviendose a seguirle los soldados de a
caballo, porque aun las balas de los 12 fusiles con sus llamas,
parecia que no lo alcanzarian. Llegando empero Sepe a la orilla
del bosque, quitandole el freno al caballo, se escondio en los
arboles, y pasado a nado el rio al otro dia, siguiendo los
reales que se retiraban, fue recibido en ellos con gozo
increible. Esta misma noche se huyeron de las manos de los
enemigos dos mozos, los demas quedaron cautivos. Se trato otra
vez por medio del mismo capitan Sepe acerca de la lista de los
cautivos, ofreciendo los caballos y mulas de su pueblo, si los
que los tenian negasen los suyos a los Portugueses, y cierto es
que persistieron en negarlos. Tambien los Miguelistas no
asintieron en esto, antes bien no se hallaba alguno que se
atreviese a acompanar la lista, o llevarlos a tierra del
enemigo, aunque estuviesen a mano. En verdad que ellos tenian
lastima de sus compatriotas, y especialmente de las mugeres, que
tan infelizmente habian quedado viudas, y de sus hijos
huerfanas. Mas ?quien hay que crea al enemigo que una vez
engano? A un amigo, si una vez mintio, no se le debe creer la
segunda, al enemigo empero nunca. La verdad es, que se temia no
fuese que acaso recibiese el enemigo con asechanzas, o doblez a
los que trataban de la redencion de los suyos; y con la
artilleria y fusiles recobrasen los caballos y retuviesen los
cautivos, quedandose con unos y otros.
37. En este estado pues de cosas, parecio conveniente fortificar
con un presidio el residuo de tierra, que esta entre los rios
Verde y Phacido, y para mayor seguridad de los
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