: porque como los Juanistas
tuviesen muchisimos, que ya habian pasado el Rio Curutuy, muchos
Luisistas, que tambien habian caminado mucho, no pudieron
reunirse a la gente esparcida, y antes bien lo reusaban.
Llegaron a grandes pasos, o con precipitada marcha en el mismo
dia cerca del Rio Curutuy, o del Lavatorio, y se hizo en medio
dia el camino, que a la ida necesito cuatro, porque siempre la
vuelta tiene los pies mas veloces. A la verdad, el pueblo o
ejercito habia concebido tanto temor del enemigo, que de ninguna
suerte se hallaba quien quisiese llevar a la presencia del
enemigo los caballos, si estuviesen a mano. Anduvo un capitan
dando vueltas para recogerlos, y viendo el ultimo escuadron que
estaba parado cerca de la fortaleza del enemigo, no temio
manifestar claramente su miedo, y hablar a voces a los suyos de
esta suerte: "Caminemos, les dice, paisanos mios, porque
pereceremos con los otros." Los reales esta tarde se formaron
escondidos en un profundo valle, sobre un arroyito distante del
enemigo ocho leguas. Se hizo toda diligencia por redimir los
cautivos, pero en vano, y lo que mas se sentia era la cautividad
del capitan Sepe, comandante de la artilleria. Mas cuando estas
cosas se trataban, he aqui, corrio un cierto rumorcillo, que el
capitan Sepe a pie seguia el ejercito: despues, habiendo llegado
un muchacho, confirmo la venida, porque venia a llevar vestido y
caballo para el cautivo que se volvia, y por fin, se presenta el
mismo capitan Sepe apenas entro la noche, temblando con el frio
y la caminata, y sin negar la verdad, conto su suerte; es a
saber, que ayer, habiendo sido encerrado en el castillo enemigo,
y llegando la tarde, fue mandado montar a caballo sin armas, sin
espuelas, pero si vestido, y cercado de 12 soldados armados, se
le mando buscase los caballos que se habian perdido. Habiase ya
apartado un paso de la fortaleza, cuando un indiecillo, viendo
cautivo a su capitan, (no temiendo nada el simple) se llego al
enemigo, y le aviso que ya los caballos habian sido llevados a
la otra parte del rio: lo cautivaron en premio. Comenzo otra vez
el capitan Sepe a pedir licencia para pasar el rio, y solicitar
la entrega de los caballos: mas los companeros negaron el poder
hacer esto, sin saberlo el gobernador del castillo. Habiendo
sido consultado, se le rogo diese licencia, enviando un soldado
que le diese parte: pero trajo la ne
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