l impresion me hicieron que por poco me caigo al mar.
Algunas de aquellas furiosas aves me atacaban a picotazos y revoloteaban
alrededor de mi lanzando gritos agudos. Con un trozo de amarra pude
defenderme y hacerlas huir.
--?Que pasa?--grito Recalde.
--Nada--dije yo--. Son pajaros. Se puede subir.
--Echa esa cuerda.
Les eche una cuerda, que ataron al _Cachalote_, y luego, saltando como
yo, de una piedra en otra, subieron al barco.
Tomamos posesion, solemnemente, del _Stella Maris_. Fue lastima que no
tuvieramos el canon de la cueva del rio para saludar con salvas nuestra
primera conquista.
Luego nos dispusimos a reconocer el barco. El _Stella Maris_ estaba
hundido por la proa y levantado por la popa. La cubierta se hallaba
rajada a consecuencia de haberse venido abajo los palos y las poleas. En
la parte donde no llegaba el agua se amontonaban excrementos de pajaros,
huesos de gaviotas y plumas; cerca de la proa, desencuadernada, deshecha
y humedecida por la marea, las tablas se hallaban cubiertas de algas y
de fucos y resbaladizas como una cucana.
La humedad y el sol iban abriendo las maderas y derritiendo la brea;
todos los hierros y argollas se hallaban roidos por el orin; la rueda
del timon giraba todavia, chirriando; no se tocaba nada que no se
desmoronase; algunos manojos de maromas, como serpientes enroscadas, se
pudrian sobre cubierta.
Recalde, que forcejeaba para abrir la escotilla de popa, llego a
conseguirlo y desaparecio por ella.
--?Se puede andar por ahi?--le preguntamos.
--Si, hay agua; pero se puede andar.
Bajamos los tres y registramos el camarote principal, la despensa y la
bodega, anegados. No encontramos nada; solamente Zelayeta hallo un
devocionario en frances, impreso en Quimper, que se lo guardo.
Con las emociones y el cansancio se nos habia abierto el apetito.
Sacamos el pan y el queso y, sentados en la popa, los devoramos pronto.
Discutimos nuestro programa para la tarde; decidimos ir a explorar
Frayburu.
Este penon, desde el mar, por la parte protegida del noroeste, aparece
distinto a como se le ve desde tierra, pues tiene una pequena playa y
unos cuantos zarzales que crecen entre las rocas.
El tiempo mejoraba; la marea comenzaba a subir; las olas verdes y mansas
iban cubriendo las rocas, y avanzaban cada vez mas cerca de nosotros; el
agua entraba por las aberturas de la proa del _Stella Maris_, se tendia
por el plano inclinado de la cubierta y se retiraba co
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