s antiparras y leia con gran detenimiento
alguno de estos relatos, y los comentaba.
La mayoria eran breves, y estaban redactados en una forma tan amanerada,
que yo no me enteraba de su sentido. De las mas entretenidas era la
historia de Domingo de Aguirre, llamado el Vascongado, que formo parte
en la expedicion de Gonzalo Jimenez de Quesada, cuando la conquista de
America. Domingo de Aguirre presencio el incendio de Iraca, que debio de
tener mucha importancia a juzgar por sus descripciones.
Cuando comence a escribir, a mi tia Ursula se le ocurrio dictarme
parrafos del gran libro de la familia, y todavia conservo, por
casualidad, un pliego en papel de barba, escrito por mi inhabil mano,
con letras desiguales, que dice asi:
"El capitan de barco, Martin Perez de Irizar, hijo de Renteria, cuando
volvia de Cadiz de cargar un galeon de mercaderias, se encontro en alta
mar con el corsario frances Juan Florin, cuyo nombre espantaba a cuantos
salian al mar. El orgulloso frances llevaba dos barcos bien pertrechados
de armas. A los que cogia en el mar, grandes o chicos, hombres o
mujeres, los desvalijaba y los dejaba en cueros; asi que estaba muy
rico.
Al divisar el galeon del capitan guipuzcoano, como el frances le atacara
con brio, Irizar se defendio en su barco, valientemente. Por ambas
partes corrio la sangre en abundancia, y despues de la refriega, Martin
Perez de Irizar apreso a Juan Florin, a sus barcos y a toda su gente.
De los piratas murieron treinta hombres y quedaron heridos mas de
ochenta. Juan Florin quiso dar veinte mil duros al capitan Irizar por su
rescate; pero fue inutil su ofrecimiento, porque el hombre entendido y
de buen juicio prefiere su honra a todo el dinero del mundo.
Con noventa hombres presos y los dos barcos cogidos, el capitan Irizar
volvio a Cadiz, como correspondia a su fina lealtad.
El emperador don Carlos, nuestro Senor, mando que fuese ahorcado Juan
Florin, el pirata, y que el capitan Martin Perez de Irizar pusiera en su
escudo, para eterno recuerdo, el galeon, el arpon y la bandera ganados
en la batalla."
Recuerdo que al escribir esto, que me dictaba mi tia, le hice varias
preguntas acerca de la vida y de las costumbres de los piratas, y, a
pesar de que ella trataba de exagerar la odiosidad de los caballeros de
la fortuna, a mi me parecia que aquello de ser pirata y de abordar a los
barcos y quitarles sus tesoros y guardarlos en una isla desierta debia
tener grandes encantos.
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