osa
del almirante ingles Vernon en Cartagena de las Indias; del sabio y
heroico Churruca, de Echaide, de Recalde, de Gaztaneta. Con frecuencia
terminaba sus narraciones con estos versos de Concha, en su _Arte de
Navegar_:
Por tierra y por mar profundo
Con iman y derrotero,
Un vascongado el primero
Dio la vuelta a todo el mundo.
Y aunque estos versos no tuvieran relacion alguna con lo contado, por el
tono solemne con que los recitaba mi tia Ursula, me parecian un final
muy oportuno para cualquier relato.
En tan lejana epoca de mi infancia, yo no conocia mas chicos de mi edad
que unos primos segundos. Estos chicos vivian en Madrid y venian a
Luzaro durante el verano.
Cuando estaban ellos en casa de mi abuela, ibamos juntos a un caserio de
la familia, donde solian darnos cuajada. La tia Ursula la repartia,
mientras nosotros, los chicos, mirabamos si a alguno le daban mas que a
los otros, para protestar.
Mis primos solian contar cosas de los teatros y circos de la corte;
pero, la verdad, esto no me llamaba la atencion. Lo que me atraia era el
mar. Miraba con envidia los chicos descalzos del muelle. Me hubiera
gustado ser hijo de pescador, para corretear por las escolleras y jugar
en los lanchones y gabarras.
Mi tia Ursula, ademas de su biblioteca, formada por folletines
ilustrados franceses, y de sus libros de aventuras maritimas, tenia otro
fondo de donde ir sacando los relatos emocionantes que a mi tanto me
cautivaban.
En la sala de Aguirre, en el arca, se guardaba, entre otras cosas viejas
y respetables, un tomo manuscrito, en folio, muy voluminoso. En la
cubierta, de pergamino, decia, con letras ya destenidas y rojizas:
"Historia de la familia de Aguirre".
[Ilustracion]
Como casi todos los miembros de la familia de este nombre y los
emparentados con ella habian sido marinos y viajeros, para explicar sus
correrias, intercaladas en las amarillentas paginas, se veian cartas de
navegar antiguas, bastante raras. En estos mapas, el mar se simbolizaba
con una ballena echando un surtidor de agua, un galeon y varios
delfines; los pueblos, por casitas; los montes, por arboles, y los
paises salvajes, por indios con plumas en la cabeza, un arco y una
flecha. Habia, tambien, planos para indicar las corrientes y los
vientos, y dibujos de sondas, brujulas primitivas y astrolabios.
Todo el libro se reducia a una serie de narraciones de aventuras
maritimas y terrestres.
Mi tia Ursula se calaba la
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