tal
respuesta.
--iAh, si!--dijo al fin con cierta sequedad--. Lo ha conocido usted, sin
duda, en mis abundancias corporales. Yo soy una persona seria, una
persona de estudios, que no dispone de tiempo para hacer ejercicios
gimnasticos, como las muchachas que pertenecen al ejercito. La ciencia
es una diosa cruel con los que se dedican a su servicio.
--Lo he conocido tambien--se apresuro a anadir Edwin--en la dulzura de
su voz y en la hermosura de sus sentimientos, que tanto han contribuido
a salvar mi vida.
La profesora acogio estas palabras con una larga pausa, durante la cual
sus anteojos de concha lanzaron un brillo amable que parecia acariciar
al gigante. Pensaba, sin duda, que este hombre grosero y de aspecto
monstruoso era capaz de decir cosas ingeniosas, como si perteneciese al
sexo inteligente, o sea el femenino. Bajo los ojos y anadio con una
expresion de tierna simpatia:
--Por algo he encontrado tantas veces en sus versos la palabra Amor con
una mayuscula mas grande que mi cabeza.
Despues parecio sentir la necesidad de cambiar el curso de la
conversacion, recobrando su altivo empaque de personaje universitario.
Aunque ninguno de los presentes pudiera entenderla, temia haber dicho
demasiado.
--Usted se ira dando cuenta, Gentleman-Montana--continuo--, de que ha
llegado a un pais diferente a todos los que conoce, una nacion de
verdadera justicia, de verdadera libertad, donde cada uno ocupa el lugar
que le corresponde, y la suprema direccion la posee el sexo que mas la
merece por su inteligencia superior, desconocida y calumniada desde el
principio del mundo.... Deje de mirarme a mi unos instantes y examine la
muchedumbre que le rodea. Tiene usted permiso para moverse un poco; asi
hara su estudio con mayor comodidad. Espere a que de mis ordenes.
Y recobrando su portavoz, empezo a lanzar rugidos en un idioma del que
no pudo entender el americano la menor silaba. La maquina volante que
descansaba sobre su pecho levanto el vuelo, y los otros cuatro
aeroplanos aflojaron los hilos metalicos sujetos a sus extremidades. La
muchedumbre se arremolino, iniciando a continuacion un movimiento de
retroceso.
Gillespie vio que unos grupos de jinetes repelian al gentio para que se
alejase. Otros soldados acababan de descender de varias maquinas
rodantes que tenian la forma de un leon. Estos guerreros jovenes eran de
aire gentil y graciosamente desenvueltos.
Uno de ellos paso muy cerca de sus ojos, y entonces
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