asividad resignada, la fuerza brutal y sin
iniciativa de las bestias de labor. Algunos acababan de desengancharse
de pesadas carretas, de las cuales habian venido tirando hasta el
lindero del bosque, y se limpiaban el sudoroso cuerpo. Otros lavaban y
secaban los grandes aparatos que habian servido para la narcotizacion y
el registro del gigante.
Vio ademas Gillespie que la mayor parte de los jinetes que mantenian en
respeto a la muchedumbre eran hombres igualmente; hombres enormes y
barbudos, con una expresion de estupidez disciplinada, de brutalidad
automatica, reveladora de su situacion inferior. A pesar de que iban
armados con grandes cimitarras, su traje era una tunica igual a la de
las mujeres. Todos ellos parecian simples soldados. Varias muchachas de
belica elegancia, llevando sobre sus cortas melenas el casquete alado,
hacian caracolear sus caballos entre las de estos guerreros inferiores,
dandoles ordenes con un laconismo de jefes.
La doctora volvio a interrumpir las reflexiones del prisionero.
--Antes de que emprendamos la marcha a la capital, creo oportuno que
tome usted un ligero refrigerio. Mi gusto hubiese sido prepararle un
desayuno al estilo de nuestro pais, pero no hemos tenido tiempo para
ello, pues, como lo dije, su vida estaba en peligro, y nadie piensa en
dar de almorzar a un muerto. Podia haber hecho traer algunas de las
latas de conserva que guarda usted en su embarcacion, pero esta se halla
ya muy lejos.
La noticia hizo perder su calma al gigante.... iVerse privado de un bote
que representaba la unica probabilidad de volver al mundo de sus
semejantes!...
--Poco despues de la salida del sol--continuo la traductora--se han
encargado de remolcarlo hasta el puerto de la capital los navios de
nuestra escuadra del Sol Naciente.
Gillespie necesito mostrar su mal humor con palabras ofensivas.
--?Y que navios son esos?... ?Como unos barquitos iguales a juguetes,
con solo la fuerza de sus velas, van a poder remolcar mi bote, dentro
del cual cabe amontonada toda esa escuadra del Sol Naciente?...
--Gentleman--dijo la profesora con sequedad--, nuestros buques no tienen
velas; eso fue en tiempos remotos. Nuestros navios navegan a voluntad
sobre el agua y por debajo del agua. La misma energia que mueve nuestras
maquinas terrestres y aereas agita las colas de ellos con igual fuerza
que las de los peces mas veloces.... De su tamano no creo necesario
hablar. El tamano no significa nada. Nosotros h
|