a resultaba peligrosa; reinaba a
bordo una continua vigilancia por miedo a los submarinos y a las minas
flotantes; pero Gillespie tenia entonces como inseparables companeros la
alegria de una juventud ansiosa de aventuras y el entusiasmo del que va
a exponer su vida por un ideal generoso.
Ahora llevaba como invisibles camaradas de viaje la desesperacion y el
aburrimiento, y cuando conseguia huir de uno, caia en los brazos del
otro. Se habia embarcado apresuradamente, creyendo encontrar la fortuna
lejos de los Estados Unidos; pero se sentia cada vez mas triste asi como
iba alejandose de su tierra natal.
Era el amor el que le habia aconsejado esta resolucion desesperada.
A su vuelta de la gran guerra habia visto el mundo transfigurado. Todo
le parecia mas hermoso; las cosas adoptaban nuevas formas; el aire
cantaba junto a sus oidos, agitado por las vibraciones de una sinfonia
interminable. Y todo esto era porque acababa de conocer a miss Margaret
Haynes, una persona primaveral, cuyos diez y nueve anos, alegres y
graciosos, se desbordaban en risas, palabras musicales y gestos
encantadores.
Gillespie olvido de golpe todo su pasado al hablar con esta adorable
criatura. Creyo que su vida anterior habia sido un ensueno. Recordaba
con esfuerzo, como si fuesen palidas visiones, su ida a Europa; los
combates junto a Saint-Mihiel, de los que salio herido; la ceremonia
guerrera durante la cual a el y a otros companeros les colocaron sobre
el pecho la roja cinta de la Legion de Honor.
Para Edwin Gillespie la unica realidad era miss Margaret, y los dias que
no la veia, aunque solo fuese por unos momentos, se imaginaba que el
cielo era otro y que se desarrollaban en su inmensidad tremendos
cataclismos de los que no podian enterarse los demas mortales.
Toda una primavera se encontraron en los tes de los hoteles elegantes de
Nueva York. Despues, durante el verano, siguieron conversando y bailando
en las playas del Atlantico mas de moda.
Miss Margaret era la hija unica del difunto Archibaldo Haynes, que habia
reunido una fortuna considerable trabajando con exito en diversos
negocios. La sonriente _miss_ iba a heredar algun dia varios millones; y
esto no representaba para ella ningun impedimento en sus simpatias por
Gillespie, buen mozo, heroe de la guerra y excelente bailarin, pero que
aun no contaba con una posicion social.
El ingeniero se tuvo durante medio ano por el hombre mas dichoso de su
pais. Miss Haynes fue la q
|