Esclavo de su palabra
es el varon principal;
tengo empenada la mia:
la debo desempenar. 60
En el honor de tu padre
no se vio mancha jamas:
juventud honrada pide
mas honrada ancianidad.
ISABEL. No pretendo yo....
PEDRO. Por otra 65
parte, parece que estan
de Dios ciertas cosas. Oye
un lance bien singular,
y di si no tiene traza
de caso providencial. 70
ISABEL. A ver.
PEDRO. En Teruel vivio
(no se si te acordaras)
un tal Roger de Lizana,
caballero catalan. 75
ISABEL. ?El templario?
PEDRO. Si. Roger
paraba en Monzon. Alla
es voz que penas y culpas
de su libre mocedad
trajeronle una dolencia
de espiritu y corporal, 80
que vino a dejarle casi
mudo, imbecil, incapaz.
Pacifico en su idiotez,
permitianle vagar
libre por el pueblo. Un dia, 85
sobre una dificultad
en mi encargo y sobre como
se debiera de allanar,
don Rodrigo y yo soltamos
palabras de enemistad. 90
Marchose enojado, y yo
exclame al verle marchar:
"?Ha de ser este hombre dueno
de lo que yo quiero mas?
Si la muerte puede sola 95
mi palabra desatar,
lleveme el Senor, y quede
Isabel en libertad."
ISABEL. iOh padre!
PEDRO. En esto, un empuje
tremendo a la puerta dan, 100
se abre, y con punal en mano
entra....
ISABEL. iVirgen del Pilar!
?Quien?
PEDRO. Roger. Llegase a mi,
y en voz pronunciada mal,
"Uno (dijo) de los dos 105
la vida aqui dejara."
ISABEL. Y ?que hicisteis?
PEDRO. Yo, pensando
que bien pudiera quizas
mi muerte impedir alguna
mayor infelicidad,
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