y ensangrentad vuestros aceros:
la muerte ya por compasion os pido.
--Nadie llega, de nadie soy oido;
vuelve el eco mis voces, y parece
que goza en mi dolor y me escarnece. 315
Me adelante a la escolta que traia:
su lento caminar me consumia.
Yo vengo con amor, ellos con oro.
--Enemigos villanos,
los ricos dones del monarca moro 320
no como yo daran en vuestras manos:
tienen quien los defienda.
Pero las horas pasan, huye el dia.
?Que vas a imaginar, Isabel mia?
?Que pensaras, idolatrada prenda, 325
si esperando abrazar al triste Diego,
corrido el plazo ves, y yo no llego?
Mas por Jaime avisados
en mi casa estaran: pronto, azorados
con mi tardanza.... Si, ya se aproxima 330
gente. ?Quien es?
ESCENA VIII
ZULIMA, en traje de hombre.--MARSILLA
ZULIMA. Yo soy.
MARSILLA. iCielos! iZulima!
iTu aqui! (_Aparte._ iPresagio horrendo!)
ZULIMA. Vecinos de Teruel vienen corriendo
a quienes mas que a mi toca librarte:
yo solo en esta parte 335
me debo detener mientras te digo
que Isabel es mujer de don Rodrigo.
MARSILLA. iGran Dios!--Mas no: me enganas,
impostora.
ZULIMA. Zaen, que llega de Teruel ahora,
Zaen ha visto dar aquella mano 340
tan ansiada por ti.
MARSILLA. Finges en vano.
Tu ignoras que mi proxima llegada
previno un mensajero.
ZULIMA. Tu no sabes que un tirador certero
supo dejar tu prevision burlada, 345
saliendole al camino al mensajero.
Yo hable con Isabel, yo de tu muerte
la noticia le di, y a los bandidos
encargue que tu viaje detuvieran.
Yo, celebradas de Isabel las bodas, 350
te las vengo a anunciar.
MARSILLA. ?Con que es ya tarde?
ZULIMA. Mirame, bien, y dudalo si puedes.
Inutiles mercedes
el Rey te prodigo: mas he podido,
profuga yo, que mi real marido. 355
Yo
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