roso....
MARSILLA. Marsilla soy.
MARTIN. Mil deudos le acompanan....
MARSILLA. Mi furia a mi.
MARTIN. Merezcate respeto
ese lazo....
MARSILLA. Es sacrilego, es aleve. 435
MARTIN. En presencia de Dios formado ha sido.
MARSILLA. Con mi presencia queda destruido.
ACTO CUATRO
Habitacion de Isabel en la casa de don Rodrigo. Dos puertas a la
izquierda del espectador, una en el fondo, y una ventana sin reja a la
derecha.
ESCENA PRIMERA
DON PEDRO, DON MARTIN
PEDRO. Ya ceso la voceria.
MARTIN. Ya se tranquiliza el pueblo.
Zaen en la carcel queda
con los demas bandoleros.
PEDRO. Milagro ha sido salvarlos 5
mayor que lo fue prenderlos.
MARTIN. Y no los prenden quiza,
si no acuden tan a tiempo
los moros que de Valencia
con los regalos vinieron 10
de su Rey para mi hijo.
iRegalos ya sin provecho!
iCastigue Dios a quien tiene
la culpa!
PEDRO. iOh! lo hara.--Primero
que vayamos esta noche 15
los dos al Ayuntamiento,
donde ya deben hallarse
juntos el Juez y mi yerno,
?tendreis, don Martin, a bien
que los dos conferenciemos 20
un rato?
MARTIN. Hablad.
PEDRO. Aqui esta
Zulima.
MARTIN. Bien me dijeron
los moros.
PEDRO. En esta calle
arremetio con los presos
un tropel de gente; y ella, 25
puesta en libertad en medio
del tumulto, se arrojo
por estas puertas adentro.
MARTIN. Confesad que don Rodrigo
la salvo.
PEDRO. No lo confieso ... 30
porque no lo vi.
MARTIN Yo, en suma,
no dire que fue mal hecho:
el debe a la mora estar
agradecido en extremo:
por ella logra la mano 35
de Isabel.
PEDRO. Resentimiento
justo mostrais; pero yo,
que he sido enemigo vuestro,
necesito de vos hoy.
MARTIN. Aq
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