ue estaba de
alli hasta dos leguas, por lo mas ancho del Agua, i la Isla tiene media
legua de traves, i cinco en largo.
Toda la Gente de esta Tierra anda desnuda, solas las Mugeres traen de
sus cuerpos algo cubierto con vna Lana que en los Arboles se cria. Las
Mocas se cubren con vnos Cueros de Venados. Es Gente mui partida de lo
que tienen vnos con otros. No ai entre ellos Senor. Todos los que son de
vn Linage andan juntos. Habitan en ella dos maneras de Lenguas, a los
vnos llaman de Capoques, i a los otros de Han: tienen por costumbre,
quando se conoscen, i de tiempo a tiempo se ven, primero que se hablen,
estar media hora llorando; i acabado esto, aquel que es visitado, se
levanta primero, i da al otro todo quanto posee, i el otro lo rescibe: i
de ai a vn poco se va con ello, i aun algunas veces, despues de
rescebido, se van sin que hablen palabra. Otras estranas costumbres
tienen, mas Yo he contado las mas principales, i mas senaladas por pasar
adelante, i contar lo que mas nos suscedio.
_CAP. XVI. Como se partieron los Christianos de la Isla de Malhado._
Despues que Dorantes, i Castillo bolvieron a la Isla, recogieron consigo
todos los Christianos, que estaban algo esparcidos, i hallaronse por
todos catorce. Yo, como he dicho, estaba en la otra parte en
Tierra-firme, donde mis Indios me havian llevado, i donde me havia dado
tan gran enfermedad, que ia que alguna otra cosa me diera esperanca de
vida, aquella bastaba para del todo quitarmela. Y como los Christianos
esto supieron, dieron a vn Indio la Manta de Martas, que del Cacique
haviamos tomado, como arriba diximos, porque los pasase donde Yo estaba
para verme; i asi, vinieron doce, porque los dos quedaron tan flacos,
que no se atrevieron a traerlos consigo: los nombres de los que entonces
vinieron, son: Alonso del Castillo, Andres Dorantes, i Diego Dorantes,
Valdivieso, Estrada, Tostado, Chaves, Gutierrez, Asturiano Clerigo,
Diego de Huelva, Estevanico el Negro, Benitez: i como fueron venidos a
Tierra-firme, hallaron otro, que era de los nuestros, que se llamaba
Francisco de Leon; i todos trece por luengo de Costa. Y luego que fueron
pasados los Indios, que me tenian, me avisaron de ello, i como quedaban
en la Isla Hieronimo de Alaniz, i Lope de Oviedo. Mi enfermedad estorvo
que no les pude seguir, ni los vi. Yo huve de quedar con estos mismos
Indios de la Isla mas de vn Ano, i por el mucho trabajo que me daban, i
mal tratamiento que me hacian, dete
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