en la Tierra estuviesemos, el no osaria parescer
en ella. De esto se holgaron ellos mucho, i perdieron mucha parte del
temor que tenian. Estos Indios nos dixeron, que havian visto al
Asturiano, i a Figueroa con otros, que adelante en la Costa estaban, a
quien nosotros llamabamos de los Higos. Toda esta Gente no conoscian los
Tiempos por el Sol, ni la Luna, ni tienen cuenta del Mes, i Ano, i mas
entienden, i saben las diferencias de los Tiempos, quando las Frutas
vienen a madurar, i en tiempo que muere el Pescado, i el aparescer de
las Estrellas, en que son mui diestros, i exercitados. Con estos siempre
fuimos bien tratados, aunque lo que haviamos de comer lo cababamos, i
traiamos nuestras cargas de Agua, i Lena. Sus Casas, i Mantenimientos
son como las de los pasados, aunque tienen mui maior hambre, porque no
alcancan Maiz, ni Bellotas, ni Nueces. Anduvimos siempre encueros como
ellos, i de noche nos cubriamos con Cueros de Venado. De ocho Meses, que
con ellos estuvimos, los seis padescimos mucha hambre, que tampoco
alcancan Pescado. Y al cabo de este tiempo, ia las Tunas comencaban a
madurar, i sin que de ellos fuesemos sentidos, nos fuimos a otros, que
adelante estaban, llamados Maliacones: estos estaban vna jornada de
alli, donde Yo, i el Negro llegamos. A cabo de los tres dias embie, que
traxese a Castillo, i a Dorantes; i venidos, nos partimos todos juntos
con los Indios, que iban a comer vna Frutilla de vnos Arboles, de que se
mantienen diez, o doce dias, entretanto que las Tunas vienen; i alli se
juntaron con estos otros Indios, que se llaman Arbadaos, i a estos
hallamos mui enfermos, i flacos, i hinchados: tanto, que nos
maravillamos mucho, i los Indios con quien haviamos venido se bolvieron
por el mismo camino: i nosotros les diximos, que nos queriamos quedar
con aquellos, de que ellos mostraron pesar; i asi nos quedamos en el
Campo con aquellos, cerca de aquellas Casas; i quando ellos nos vieron,
juntaronse, despues de haver hablado entre si, i cada vno de ellos tomo
el suio por la mano, i nos llevaron a sus Casas. Con estos padescimos
mas hambre, que con los otros, porque en todo el dia no comiamos mas de
dos punos de aquella Fruta (la qual estaba verde) tenia tanta leche, que
nos quemaba las bocas: i con tener falta de Agua, daba mucha sed, a
quien la comia; i como la hambre fuese tanta, nosotros compramosles dos
Perros, i a trueco de ellos les dimos vnas Redes, i otras cosas, i vn
Cuero, con que Yo me cubria
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