Nosotros dimos muchas gracias a Dios Nuestro Senor, por aquello que
oimos, porque estabamos desconfiados de saber nuevas de Christianos: i
por otra parte nos vimos en gran confusion, i tristeca, creiendo que
aquella Gente no seria sino algunos, que havian venido por la Mar a
descubrir: mas al fin, como tuvimos tan cierta nueva de ellos, dimonos
mas priesa a nuestro camino, i siempre hallabamos mas nueva de
Christianos; i nosotros les deciamos, que les ibamos a buscar, para
decirles, que no los matasen, ni tomasen por Esclavos, ni los sacasen de
sus Tierras, ni les hiciesen otro mal ninguno, i de esto ellos holgaban
mucho. Anduvimos mucha Tierra, i toda la hallamos despoblada, porque los
Moradores de ella andaban huiendo por las Sierras, sin osar tener Casas,
ni labrar, por miedo de los Christianos. Fue cosa de que tuvimos mui
gran lastima, viendo la Tierra mui fertil, i mui hermosa, i mui llena de
Aguas, i de Rios, i ver los Lugares despoblados, i quemados, i la Gente
tan flaca, i enferma, huida, i escondida toda; i como no sembraban, con
tanta hambre, se mantenian con cortecas de Arboles, i Raices. De esta
hambre a nosotros alcancaba parte en todo este camino, porque mal nos
podian ellos proveer, estando tan desventurados, que parescia que se
querian morir. Truxeronnos Mantas, de las que havian escondido por los
Christianos, i dieronnoslas: i aun contaronnos, como otras veces havian
entrado los Christianos por la Tierra, i havian destruido, i quemado los
Pueblos, i llevado la mitad de los Hombres, i todas las Mugeres, i
Muchachos, i que los que de sus manos se havian podido escapar, andaban
huiendo. Como los viamos tan atemoricados, sin osar parar en ninguna
parte, i que ni querian, ni podian sembrar, ni labrar la Tierra, antes
estaban determinados de dexarse morir, i que esto tenian por mejor, que
esperar ser tratados con tanta crueldad, como hasta alli, i mostraban
grandisimo placer con nosotros, aunque temimos, que llegados a los que
tenian la frontera con los Christianos, i Guerra con ellos, nos havian
de maltratar, i hacer que pagasemos, lo que los Christianos contra ellos
hacian. Mas como Dios Nuestro Senor fue servido de traernos hasta ellos,
comenencaronnos a temer, i acatar, como los pasados, i aun algo mas, de
que no quedamos poco maravillados: por donde claramente se ve, que estas
Gentes todas, para ser atraidas a ser Christianos, i a obediencia de la
Imperial Magestad, han de ser llevados con buen tratamiento
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