no muriesen todos, o nos dexasen solos de miedo, i todas
las otras Gentes de al adelante hiciesen lo mismo, viendo lo que a estos
havia acontecido. Rogamos a Dios Nuestro Senor, que lo remediase, i ansi
comencaron a sanar todos aquellos que havian enfermado; i vimos vna
cosa, que fue de grande admiracion, que los Padres, i Hermanos, i
Mugeres de los que murieron, de verlos en aquel estado tenian gran pena;
i despues de muertos, ningun sentimiento hicieron, ni los vimos llorar,
ni hablar vnos con otros, ni hacer otra ninguna muestra, ni osaban
llegar a ellos, hasta que nosotros los mandabamos llevar a enterrar; i
mas de quince dias, que con aquellos estuvimos, a ninguno vimos hablar
vno con otro, ni los vimos reir, ni llorar a ninguna criatura; antes
porque vna lloro, la llevaron mui lexos de alli, i con vnos dientes de
Raton agudos la sajaron desde los hombros, hasta casi todas las piernas.
E Yo viendo esta crueldad, i enojado de ello les pregunte, que por que
lo hacian? i respondieron, que para castigarla, porque havia llorado
delante de mi. Todos estos temores que ellos tenian, ponian a todos los
otros, que nuevamente venian a conoscernos, a fin que nos diesen todo
quanto tenian, porque sabian, que nosotros no tomabamos nada, i lo
haviamos de dar todo a ellos. Esta fue la mas obediente Gente que
hallamos por esta Tierra, i de mejor condicion; i comunmente son mui
dispuestos. Convalescidos los dolientes, i ia que havia tres dias que
estabamos alli, llegaron las Mugeres que haviamos embiado, diciendo, que
havian hallado mui poca Gente, i que todos havian ido a las Vacas, que
era en tiempo de ellas; i mandamos a los que havian estado enfermos, que
se quedasen, i los que estuviesen buenos fuesen con nosotros, i que dos
jornadas de alli, aquellas mismas dos Mugeres irian con dos de nosotros
a sacar Gente, i traerla al camino, para que nos rescibiesen, i con esto
otro dia de manana, todos los que mas recios estaban, partieron con
nosotros, i a tres jornadas paramos, i el siguiente dia partio Alonso
del Castillo con Estevanico el Negro, llevando por Guia las dos Mugeres;
i la que de ellas era Captiva, los llevo a vn Rio, que corria entre vnas
Sierras, donde estaba vn Pueblo, en que su Padre vivia, i estas fueron
las primeras Casas que vimos que tuviesen parescer, i manera de ello.
Aqui llegaron Castillo, i Estevanico; i despues de haver hablado con los
Indios, a cabo de tres dias vino Castillo adonde nos havia dexado, i
traxo
|