nuestra compania, i
ansi nos llevaron a sus Casas; i a Dorantes, i al Negro aposentaron en
Casa de vn Fisico: i a mi, i a Castillo en Casa de otro. Estos tienen
otra Lengua, i llamanse Avavares, i son aquellos que solian llevar los
Arcos a los nuestros, i iban a contratar con ellos; i aunque son de otra
Nacion, i Lengua, entienden la Lengua de aquellos con quien antes
estabamos, i aquel mismo dia havian llegado alli con sus Casas. Luego el
Pueblo nos ofrescio muchas Tunas, porque ia ellos tenian noticia de
nosotros, i como curabamos, i de las maravillas, que Nuestro Senor con
nosotros obraba (que aunque no huviera otras) harto grandes eran
abrirnos caminos por Tierra tan despoblada, i darnos Gente, por donde
muchos tiempos no la havia, i librarnos de tantos peligros, i no
permitir que nos matasen, i sustentarnos con tanta hambre, i poner
aquellas Gentes en coracon, que nos tratasen bien, como adelante
diremos.
_CAP. XXI. De como curamos aqui vnos dolientes._
Aquella misma noche, que llegamos, vinieron vnos Indios a Castillo, i
dixeronle, que estaban mui malos de la cabeca, rogandole, que los
curase; i despues que los huvo santiguado, i encomendado a Dios, en
aquel punto los Indios dixeron, que todo el mal se les havia quitado: i
fueron a sus Casas, i truxeron muchas Tunas, i vn pedaco de carne de
Venado, cosa, que no sabiamos que cosa era; i como esto entre ellos se
publico, vinieron otros muchos enfermos en aquella noche, a que los
sanase, i cada vno traia vn pedaco de Venado: i tantos eran, que no
sabiamos adonde poner la carne. Dimos muchas gracias a Dios, porque cada
dia iba cresciendo su misericordia, i mercedes; i despues que se
acabaron las curas, comencaron a bailar, i hacer sus Areytos, i Fiestas,
hasta otro dia que el Sol salio: i duro la fiesta tres dias, por haver
nosotros venido, i al cabo de ellos les preguntamos por la Tierra de
adelante, i por la Gente que en ella hallariamos, i los Mantenimientos
que en ella havia? Respondieronnos, que por toda aquella Tierra havia
muchas Tunas, mas que ia eran acabadas, i que ninguna Gente havia,
porque todos eran idos a sus Casas, con haver ia cogido las Tunas: i que
la Tierra era mui fria, i en ella havia mui pocos Cueros. Nosotros,
viendo esto, que ia el Invierno, i tiempo frio entraba, acordamos de
pasarlo con estos. A cabo de cinco dias, que alli haviamos llegado, se
partieron a buscar otras Tunas, adonde havia otra Gente de otras
Nasciones, i Lenguas
|