sta que nos
hartabamos. Es dulce, i de color de Arrope: esto hacen, por falta de
otras Vasijas. Ai muchas maneras de Tunas, i entre ellas ai algunas mui
buenas, aunque a mi todas me parescian asi, i nunca la hambre me dio
espacio para escogerlas, ni parar mientes en quales eran mejores. Todas
las mas de Gentes beben Agua llovedica, i recogida en algunas partes,
porque aunque ai Rios, como nunca estan de asiento, nunca tienen Agua
conoscida, ni senalada. Por toda la Tierra ai mui grandes, i hermosas
Dehesas, i de mui buenos pastos para Ganados; i paresceme, que seria
Tierra mui fructifera, si fuese labrada, i habitada de Gente de racon.
No vimos Sierra en toda ella, en tanto que en ella estuvimos. Aquellos
Indios nos dixeron, que otros estaban mas adelante, llamados Camones,
que viven acia la Costa, i havian muerto toda la Gente, que venia en la
Barca de Penalosa, i Tellez, i que venian tan flacos, que aunque los
mataban no se defendian: i asi los acabaron todos, i nos mostraron
Ropas, i Armas de ellos, i dixeron, que la Barca estaba alli al traves.
Esta es la quinta Barca, que faltaba, porque la del Governador ia
diximos como la Mar la llevo: i la del Contador, i los Frailes la havian
visto echada al traves en la Costa, i Esquivel conto el fin de ellos.
Las dos, en que Castillo, i Yo, i Dorantes ibamos, ia hemos contado,
como junto a la Isla de Malhado se hundieron.
_CAP. XX. De como nos huimos._
Despues de havernos mudado, desde a dos dias nos encomendamos a Dios
Nuestro Senor, i nos fuimos huiendo, confiando, que aunque era ia tarde,
i las Tunas se acababan, con los frutos que quedarian en el Campo,
podriamos andar buena parte de Tierra. Yendo aquel dia nuestro camino,
con harto temor que los Indios nos havian de seguir, vimos vnos humos, i
iendo a ellos, despues de Visperas llegamos alla, do vimos vn Indio, que
como vio que ibamos a el, huio, sin querernos aguardar: nosotros
embiamos al Negro tras de el, i como vio que iba solo, aguardolo. El
Negro le dixo, que ibamos a buscar aquella Gente, que hacia aquellos
humos. El respondio, que cerca de alli estaban las Casas, i que nos
guiaria alla, i asi lo fuimos siguiendo: i el corrio a dar aviso de como
ibamos, i a puesta del Sol vimos las Casas: i dos tiros de Ballesta
antes que llegasemos a ellas, hallamos quatro Indios, que nos esperaban,
i nos rescibieron bien. Diximosles, en Lengua de Mariames, que ibamos a
buscallos: i ellos mostraron, que se holgaban con
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