tianos, i asi huve de ir
con ellos: i fueron conmigo Dorantes, i Estevanico; i quando llegue
cerca de los Ranchos, que ellos tenian, Yo vi el enfermo, que ibamos a
curar, que estaba muerto, porque estaba mucha Gente al derredor de el
llorando, i su Casa deshecha, que es senal, que el dueno estaba muerto;
i ansi, quando Yo llegue, halle el Indio los ojos bueltos, i sin ningun
pulso, i con todas senales de muerto, segun a mi me parescio, i lo mismo
dixo Dorantes: Yo le quite vna Estera, que tenia encima, con que estaba
cubierto, i lo mejor que pude, suplique a Nuestro Senor fuese servido de
dar salud a aquel, i a todos los otros, que de ella tenian necesidad; i
despues de santiguado, i soplado muchas veces, me traxeron su Arco, i me
lo dieron, i vna Sera de Tunas molidas, i llevaronme a curar otros
muchos, que estaban malos de modorra, i me dieron otras dos Seras de
Tunas, las quales di a nuestros Indios, que con nosotros havian venido;
i hecho esto, nos bolvimos a nuestro Aposento: i nuestros Indios, a
quien di las Tunas, se quedaron alla, i a la noche se bolvieron a sus
Casas, i dixeron, que aquel estaba muerto, i Yo havia curado en
presencia de ellos, se havia levantado bueno, i se havia paseado, i
comido, i hablado con ellos, i que todos quantos havia curado, quedaban
sanos, i mui alegres. Esto causo mui gran admiracion, i espanto, i en
toda la Tierra no se hablaba en otra cosa. Todos aquellos a quien esta
fama llegaba, nos venian a buscar, para que los curasemos, i
santiguasemos sus Hijos; i quando los Indios, que estaban en compania de
los nuestros, que eran los Cutalchiches, se hovieron de ir a su Tierra,
antes que se partiesen nos ofrescieron todas las Tunas, que para su
camino tenian, sin que ninguna les quedase: i dieronnos Pedernales, tan
largos como palmo i medio, con que ellos cortan, i es entre ellos cosa
de mui gran estima. Rogaronnos, que nos acordasemos de ellos, i
rogasemos a Dios, que siempre estuviesen buenos, i nosotros se lo
prometimos: i con esto partieron los mas contentos Hombres del Mundo,
haviendonos dado todo lo mejor que tenian. Nosotros estuvimos con
aquellos Indios Avavares ocho Meses, i esta cuenta haciamos por las
Lunas. En todo este tiempo nos venian de muchas partes a buscar, i
decian, que verdaderamente nosotros eramos Hijos del Sol. Dorantes, i el
Negro, hasta alli no havian curado: mas por la mucha importunidad que
teniamos, viniendonos de muchas partes a buscar, venimos todos a ser
Me
|