ia, que por todo el dia huvimos de
estar alli con mucho frio, sin osar entrar en la Mar, por la mucha
Tormenta que en ella havia. Esto pasado, nos tornamos a embarcar, i
navegamos tres dias: i como haviamos tomado poca Agua, i los Vasos que
teniamos para llevar asimismo eran mui pocos, tornamos a caer en la
primera necesidad; i siguiendo nuestra via, entramos por vn Estero, i
estando en el, vimos venir vna Canoa de Indios: como los llamamos,
vinieron a nosotros; i el Governador, a cuia Barca havian llegado,
pidioles Agua, i ellos la ofrescieron, con que les diesen en que la
traxesen; i vn Christiano Griego, llamado Doroteo Teodoro (de quien
arriba se hico mencion) dixo, que queria ir con ellos: el Governador, i
otros se lo procuraron estorvar mucho, i nunca lo pudieron, sino que en
todo caso queria ir con ellos: asi se fue, i llevo consigo vn Negro, i
los Indios dexaron en rehenes dos de su Compania; i a la noche los
Indios bolvieron, i traxeronnos nuestros Vasos sin Agua, i no traxeron
los Christianos, que havian llevado: i los que havian dexado por
rehenes, como los otros los hablaron, quisieronse echar al Agua. Mas los
que en la Barca estaban los detuvieron, i ansi se fueron huiendo los
Indios de la Canoa, i nos dexaron mui confusos, i tristes, por haver
perdido aquellos dos Christianos.
_CAP. X. De la Refriega, que nos dieron los Indios._
Venida la manana, vinieron a nosotros muchas Canoas de Indios,
pidiendonos los dos Companeros, que en la Barca havian quedado por
rehenes. El Governador dixo, que se los daria, con que traxesen los dos
Christianos, que havian llevado. Con esta Gente venian cinco, o seis
Senores, i nos parescio ser la Gente mas bien dispuesta, i de mas
autoridad, i concierto, que hasta alli haviamos visto, aunque no tan
grandes como los otros, de quien havemos contado. Traian los cabellos
sueltos, i mui largos, i cubiertos con Mantas de Martas, de la suerte de
las que atras haviamos tomado, i algunas de ellas hechas por mui estrana
manera, porque en ellas havia vnos lacos de labores de vnas Pieles
leonadas, que parescian mui bien. Rogabannos, que nos fuesemos con
ellos, i que nos darian los Christianos, i Agua, i otras muchas cosas: i
contino acudian sobre nosotros muchas Canoas, procurando de tomar la
boca de aquella entrada: i asi por esto, como porque la Tierra era mui
peligrosa para estar en ella, nos salimos a la Mar, donde estuvimos
hasta medio dia con ellos. Y como no nos quisiesen
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