a la muerte. Plugo a Nuestro Senor, que en
las maiores necesidades suele mostrar su favor, que a puesta del Sol
bolvimos vna Punta, que la Tierra hace, adonde hallamos mucha bonanca, i
abrigo. Salieron a nosotros muchas Canoas, i los Indios, que en ellas
venian, nos hablaron, i sin querernos aguardar, se bolvieron. Era Gente
grande, i bien dispuesta, i no traian Flechas, ni Arcos. Nosotros les
fuimos siguiendo hasta sus Casas, que estaban cerca de alli a la Lengua
del Agua, i saltamos en Tierra: i delante de las Casas hallamos muchos
Cantaros de Agua, i mucha cantidad de Pescado guisado, i el Senor de
aquellas Tierras ofrescio todo aquello al Governador, i tomandolo
consigo, lo llevo a su Casa. Las Casas de estos eran de Esteras, que a
lo que parescio eran estantes; i despues que entramos en Casa del
Cacique, nos dio mucho Pescado, i nosotros le dimos del Maiz, que
traiamos, i lo comieron en nuestra presencia, i nos pidieron mas, i se
lo dimos, i el Governador le dio muchos Rescates; el qual, estando con
el Cacique en su Casa, a media hora de la noche, supitamente los Indios
dieron en nosotros, i en los que estaban mui malos, echados en la Costa,
i acometieron tambien la Casa del Cacique, donde el Governador estaba, i
lo hirieron de vna piedra en el rostro. Los que alli se hallaron,
prendieron al Cacique: mas como los Suios estaban tan cerca, soltoseles,
i dexoles en las manos vna Manta de Martas Cebelinas, que son las
mejores, que creo Yo que en el Mundo se podrian hallar, i tienen vn
olor, que no paresce sino de Ambar, i Almizcle, i alcanca tan lexos, que
de mucha cantidad se siente: otras vimos alli, mas ningunas eran tales
como estas. Los que alli se hallaron, viendo al Governador herido, lo
metimos en la Barca, i hecimos que con el se recogiese toda la mas Gente
a sus Barcas, i quedamos hasta cinquenta en Tierra, para contra los
Indios, que nos acometieron tres veces aquella noche, i con tanto
impetu, que cada vez nos hacian retraer mas de vn tiro de piedra:
ninguno huvo de nosotros, que no quedase herido, i Yo lo fui en la cara;
i si como se hallaron pocas Flechas, estuvieran mas proveidos de ellas,
sin dubda nos hicieran mucho dano. La vltima vez se pusieron en celada
los Capitanes Dorantes, i Penalosa, i Tellez, con quince Hombres, i
dieron en ellos por las espaldas, i de tal manera les hicieron huir, que
nos dexaron. Otro dia de manana Yo les rompi mas de treinta Canoas, que
nos aprovecharon para vn Norte que hac
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