inguna.
Desollamos tambien las piernas de los Caballos enteras, i curtimos los
Cueros de ellas, para hacer Botas, en que llevasemos Agua. En este
tiempo algunos andaban cogiendo Marisco por los rincones, i entradas de
la Mar, en que los Indios, en dos veces que dieron en ellos, nos mataron
diez Hombres, a vista del Real, sin que los pudiesemos socorrer, los
quales hallamos, de parte a parte, pasados con Flechas, que aunque
algunos tenian buenas Armas, no bastaron a resistir, para que esto no se
hiciese, por flechar con tanta destreca, i fuerca (como arriba he dicho)
i a dicho, i juramento de nuestros Pilotos, desde la Baia, que pusimos
Nombre de la Cruz, hasta aqui, anduvimos docientas i ochenta Leguas,
poco mas, o menos: en toda esta Tierra no vimos Sierra, ni tuvimos
noticia de ella en ninguna manera: i antes que nos embarcasemos, sin los
que los Indios nos mataron, se murieron mas de quarenta Hombres de
enfermedad, i hambre. A veinte i dos dias de el Mes de Septiembre se
acabaron de comer los Caballos, que solo vno quedo; i este dia nos
embarcamos por esta orden. Que en la Barca del Governador iban quarenta
i nueve Hombres. En otra, que dio al Contador, i Comisario, iban otros
tantos. La tercera dio al Capitan Alonso del Castillo, i Andres
Dorantes, con quarenta i ocho Hombres; i otra dio a dos Capitanes, que
se llamaban Tellez, i Penalosa, con quarenta i siete Hombres. La otra
dio al Veedor, i a mi con quarenta i nueve Hombres; i despues de
embarcados los Bastimentos, i Ropa, no quedo a las Barcas mas de vn geme
de bordo fuera del Agua: i allende de esto, ibamos tan apretados, que no
nos podiamos menear; i tanto puede la necesidad, que nos hico aventurar
a ir de esta manera, i meternos en vna Mar tan trabajosa, i sin tener
noticia de la Arte del marcar ninguno de los que alli iban.
_CAP. IX. Como partimos de Baia de Caballos._
Aquella Baia de donde partimos, ha por nombre la Baia de Caballos, i
anduvimos siete dias por aquellos Ancones, entrados en el Agua hasta la
cinta, sin senal de ver ninguna cosa de Costa; i al cabo de ellos
llegamos a una Isla, que estaba cerca de la Tierra. Mi Barca iba
delante, i de ella vimos venir cinco Canoas de Indios, los quales las
desampararon, i nos las dexaron en las manos, viendo que ibamos a ellas:
las otras Barcas pasaron adelante, i dieron en vnas Casas de la misma
Isla, donde hallamos muchas Licas, i huevos de ellas, que estaban secas,
que fue mui gran remedio para l
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