es, las quales son el objeto inmediato de ellas. Asi que es
indubitable, _que nada hay en el entendimiento que no haya entrado por
los sentidos_, en quanto estos son las primeras puertas por donde entra
en la mente la primera noticia de las cosas, y con la ocasion que de
esto toman las potencias intelectuales, exercitando su natural fuerza,
producen sus actos. Comparo yo esto por lo que toca a cada una de las
potencias (aunque en tales asuntos no hay que esperar comparaciones del
todo exactas) a un grano de trigo u otra semejante semilla. Tiene esta
dentro de si la fuerza de engendrar su semejante; mas no la exercita si
no la meten en la tierra, y alli recibe las disposiciones necesarias
para producir su efecto. Estas disposiciones son ocasion y motivo
preciso para que el grano ponga en obra la virtud oculta que encierra;
pero el engendrar a su semejante lo hace por la potencia natural que en
el se halla, muy distinta de los aparatos que se requieren para explicar
su fuerza. Asi como en el grano no es innato quanto hace el Labrador, y
solo lo es la potencia interior de engendrar su semejante, del mismo
modo no son innatos los motivos y ocasiones que el entendimiento tiene
para obrar, y solo lo son las potencias con que exercita sus actos
mentales. La equivocacion que ha dado motivo a esta duda consiste en
esto. Hay ciertas verdades fundamentales, que con la luz natural se
alcanzan, como _el todo es mayor que su parte: cada cosa es o no es_,
&c. y a estas algunos modernos, renovando maximas de la antigueedad, las
llaman _innatas_, como que estan plantadas en el alma, y solo se
excitan, o dispiertan con la presencia de los objetos. La verdad es, que
ni estos ni otros tales principios estan en la mente humana, sino que
las potencias mentales los engendran quando hay motivo y proporcion; por
donde son innatas las potencias, y nunca lo son sus actos. Conviene
explicar un poco mas este punto. Las primeras verdades que el
entendimiento alcanza, le vienen de dos fuentes, es a saber de la
_experiencia_, y de lo que llamamos _razon natural_. La experiencia nos
subministra principios para juzgar de todo lo corporeo y sensible: y la
razon natural nos sugiere luces para conocer lo incorporeo e insensible.
Las leyes inviolables, que en su modo de obrar guarda la naturaleza
corporea, observadas por la recta aplicacion de nuestros sentidos, son
objetos de conocimientos claros, y de principios indubitables. La
verdad, justicia, virtud, re
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