=Sucesos imprevistos.--Pasajero desconcierto=
La escena cambia. Ved una estancia hermosa, clara,
humilde, alegre, comoda y de un aseo sorprendente. Fina
[5] estera de junco cubre el piso, y las blancas paredes se
adornan con hermosas estampas de santos y algunas esculturas
de dudoso valor artistico. La antigua caoba de los muebles
brilla lustrada por los frotamientos del sabado, y el altar,
donde una pomposa Virgen, de azul y plata vestida, recibe
[10] domestico culto, se cubre de mil graciosas chucherias, mitad
sacras, mitad profanas. Hay ademas cuadritos de
mostacilla, pilas de agua bendita, una relojera con _Agnus Dei_,
una rizada palma de Domingo de Ramos y no pocos floreros
de inodoras flores de trapo. Enorme estante de roble contiene
[15] una rica y escogida biblioteca, y alli esta Horacio el
epicureo y sibarita junto con el tierno Virgilio, en cuyos
versos se ve palpitar y derretirse el corazon de la inflamada
Dido; Ovidio el narigudo, tan sublime como obsceno y
adulador, junto con Marcial, el tunante lenguaraz y
[20] conceptista; Tibulo el apasionado con Ciceron el grande; el severo
Tito Livio con el terrible Tacito, verdugo de los Cesares;
Lucrecio el panteista; Juvenal, que con la pluma desollaba;
Plauto, el que imagino las mejores comedias de la
antigueedad dando vueltas a la rueda de un molino; Seneca el
[25] filosofo, de quien se dijo que el mejor acto de su vida fue la
muerte; Quintiliano el retorico; Salustio el picaro, que tan
bien habla de la virtud; ambos Plinios, Suetonio y Varron,
en una palabra, todas las letras latinas, desde que
balbucieron su primera palabra con Livio Andronico, hasta que
[30] exhalaron su postrer suspiro con Rutilio.
Pero haciendo esta inutil, aunque rapida enumeracion, no 176
hemos observado que dos mujeres han entrado en el cuarto.
Es muy temprano, pero en Orbajosa se madruga mucho.
Los pajaritos cantan que se las pelan en sus jaulas; tocan
[5] a misa las campanas de las iglesias, y hacen sonar sus
alegres esquilas las cabras que van a dejarse ordenar a las
puertas de las casas.
Las dos senoras que vemos en la habitacion descrita
vienen de oir misa. Visten de negro, y cada cual trae en
[10] la mano derecha su librito de devocion y el rosario envuelto
en los dedos.
--Tu tio no puede tardar ya--dijo
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