atacaban nuestros abuelos a los moros, a los moros, Remedios!...
Hija mia, comprende bien esto; abre tu entendimiento
y deja entrar en el una idea que no sea vulgar...
[20] remontate; piensa en alto, Remedios....
La sobrina de D. Inocencio estaba atonita ante tanta
grandeza. Abrio la boca para decir algo en consonancia
con tan maravilloso pensamiento; pero solo exhalo un
suspiro.
[25] --Como a los moros--repitio dona Perfecta.--Es cuestion
de moros y cristianos. iY creias tu que con asustar a
mi sobrino se concluia todo!... iQue necia eres! ?No
ves que le apoyan sus amigos? ?No ves que estamos a
merced de esa canalla? ?No ves que cualquier tenientejo
[30] es capaz de pegar fuego a mi casa si se le antoja?...
?Pero tu no alcanzas esto? ?No comprendes que es necesario
ir al fondo? ?No comprendes la inmensa grandeza,
la terrible extension de mi enemigo, que no es un hombre,
sino una secta?... ?No comprendes que mi sobrino, tal
como esta hoy enfrente de mi, no es una calamidad sino una 182
plaga?... Contra ella, querida Remedios, tendremos
aqui un batallon de Dios que aniquile la infernal milicia de
Madrid. Te digo que esto va a ser grande y glorioso....
[5] --Si al fin fuera....
--?Pero tu lo dudas? Hoy hemos de ver aqui cosas
terribles...--dijo con gran impaciencia la senora.--Hoy,
hoy. ?Que hora es? Las siete. iTan tarde y no ocurre
nada!...
[10] --Quizas sepa algo mi tio, que esta aqui ya. Le siento
subir la escalera.
--Gracias a Dios...--dijo dona Perfecta levantandose
para salir al encuentro del Penitenciario.--El nos dira algo
bueno.
[15] Don Inocencio entro apresurado. Su demudado rostro
indicaba que aquella alma, consagrada a la piedad y a los
estudios latinos, no estaba tan tranquila como de ordinario.
--Malas noticias--dijo poniendo sobre una silla el
sombrero y desatando los cordones del manteo.
[20] Dona Perfecta palidecio.
--Estan prendiendo gente--anadid D. Inocencio, bajando
la voz, cual si debajo de cada silla estuviera un
soldado. Sospechan, sin duda, que los de aqui no les aguantarian
sus pesadas bromas y han ido de casa en casa
[25] echando mano a todos los que tenian fama de valientes....
La senora se arrojo en un sillon y apreto fuertemente los
dedos contra la madera de los brazos del m
|