ar a este chico, traspasa los limites de la benevolencia....
No te enfades, Pepe, ni hagas caso de lo que digo,
[25] porque yo ni soy sabia ni filosofa, ni teologa; pero me
parece que el senor D. Inocencio acaba de dar una prueba
de su gran modestia y caridad cristiana, negandose a
apabullarte, como podia hacerlo, si hubiese querido.
--iSenora, por Dios!--dijo el eclesiastico.
[30] --El es asi--anadio la senora.--Siempre haciendose la
mosquita muerta.... Y sabe mas que los siete doctores.
iAy, Sr. D. Inocencio, que bien le sienta a usted el nombre
que tiene! Pero no se nos venga aca con humildades
importunas. Si mi sobrino no tiene pretensiones.... Si
el sabe lo que le han ensenado y nada mas.... Si ha 41
aprendido el error, ?que mas puede desear sino que usted
le ilustre y le saque del infierno de sus falsas doctrinas?
--Justamente, no deseo otra cosa, sino que el senor
[5] Penitenciario me saque....--murmuro Pepe,
comprendiendo que, sin quererlo, se habia metido en un laberinto.
--Yo soy un pobre clerigo que no sabe mas que la ciencia
antigua--repuso D. Inocencio.--Reconozco el inmenso
valor cientifico mundano del Sr. D. Jose, y ante tan brillante
[10] oraculo, callo y me postro.
Diciendo esto, el canonigo cruzaba ambas manos sobre
el pecho, inclinando la cabeza. Pepe Rey estaba un si es
no es turbado a causa del giro que diera su tia a una vana
disputa festiva en la que tomo parte tan solo por acalorar
[15] un poco la conversacion. Creyo lo mas prudente poner
punto en tan peligroso tratado, y con este fin dirigio una
pregunta al Sr. D. Cayetano, cuando este, despertando del
vaporoso letargo que tras los postres le sobrevino, ofrecia a
los comensales los indispensables palillos clavados en un
[20] pavo de porcelana que hacia la rueda.
--Ayer he descubierto una mano empunando el asa de un
anfora, en la cual hay varios signos hieraticos. Te la
ensenare--dijo D. Cayetano, gozoso de plantear un tema de
su predileccion.
[25] --Supongo que el Sr. de Rey sera tambien muy experto
en cosas de arqueologia--dijo el canonigo que, siempre
implacable, corria tras su victima, siguiendola hasta su mas
escondido refugio.
--Por supuesto--dijo dona Perfecta.--?De que no
[30] entenderan estos despabilados ninos del dia? Todas las
ciencia
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