de duquesa en candidatura para entroncar con
principes.
Cuando la visita entro, las tres se quedaron muy cortadas;
pero bien pronto mostraron la indole de su genial frivolo y
alegre. Vivian en la miseria, como los pajaros en la prision,
[15] sin dejar de cantar tras los hierros lo mismo que en la
opulencia del bosque. Pasaban el dia cosiendo, lo cual
indicaba por lo menos un principio de honradez; pero en
Orbajosa ninguna persona de su posicion se trataba con
ellas. Estaban hasta cierto punto proscritas, degradadas,
[20] acordonadas, lo cual indicaba tambien algun motivo de
escandalo. Pero en honor de la verdad, debe decirse que
la mala reputacion de las Troyas consistia, mas que nada,
en su fama de chismosas, enredadoras, traviesas y despreocupadas.
Dirigian anonimos a graves personas; ponian
[25] motes a todo viviente de Orbajosa, desde el obispo al ultimo
zascandil; tiraban piedrecitas a los transeuntes; chicheaban
escondidas tras las rejas para reirse con la confusion y
azoramiento del que pasaba; sabian todos los sucesos de
la vecindad, para lo cual tenian en constante uso los tragaluces
[30] y agujeros todos de la parte alta de la casa; cantaban
de noche en el balcon; se vestian de mascara en Carnaval
para meterse en las casas mas alcurniadas, con otras majaderias
y libertades propias de los pueblos pequenos. Pero
cualquiera que fuese la razon, ello es que el graciado triunvirato
Troyano tenia sobre si un estigma de esos que una 89
vez puestos por susceptible vecindario, acompanan implacablemente
hasta mas alla de la tumba.
--?Este es el caballero que dicen ha venido a sacar
[5] minas de oro?--dijo una.
--?Y a derribar la catedral para hacer con las piedras
de ella una fabrica de zapatos?--anadio otra.
--Y a quitar de Orbajosa la siembra del ajo para poner
algodon o el arbol de la canela.
[10] Pepe no pudo reprimir la risa ante tales despropositos.
--No viene sino a hacer una recoleccion de ninas bonitas
para llevarselas a Madrid--dijo Tafetan.
--iAy! iDe buena gana me iria!--exclamo una.
--A las tres, a las tres me las llevo--afirmo Pepe.--Pero
[15] sepamos una cosa; ?por que se reian ustedes de mi
cuando estaba en la ventana del Casino?
Tales palabras fueron la senal de nuevas risas.
--Estas son unas
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