das glorias de la Reina de los
Angeles._ Poseo un preciosisimo ejemplar de esta obra, que
vale un Peru.... Otro orbajosense es autor de aquel
famoso _Tractado de las diversas suertes de la Gineta_, que
[15] ensene a usted ayer, y, en resumen, no doy un paso por el
laberinto de la historia inedita sin tropezar con algun
paisano ilustre. Yo pienso sacar todos esos nombres de la
injusta obscuridad y olvido en que yacen. iQue goce tan
puro, querido Pepe, es devolver todo su lustre a las glorias,
[20] ora epicas, ora literarias del pais en que hemos nacido!
Ni que mejor empleo puede dar un hombre al escaso entendimiento
que del cielo recibiera, a la fortuna heredada y al
tiempo breve con que puede contar en el mundo la mas
dilatada existencia.... Gracias a mi, se vera que Orbajosa
[25] es ilustre cuna del genio espanol. Pero ?que digo? ?No
se conoce bien su prosapia ilustre en la nobleza, en la
hidalguia de la actual generacion _urbsaugustana_? Pocas
localidades conocemos en que crezcan con mas lozania las
plantas y arbustos de todas las virtudes, libres de la malefica
[30] hierba de los vicios. Aqui todo es paz, mutuo respeto,
humildad cristiana. La caridad se practica aqui como en
los tiempos evangelicos; aqui no se conoce la envidia;
aqui no se conocen las pasiones criminales, y si oye usted
hablar de ladrones y asesinos, tenga por seguro que no son
hijos de esta noble tierra, o que pertenecen al numero de 111
los infelices pervertidos por las predicaciones demagogicas.
Aqui vera usted el caracter nacional en toda su pureza,
recto, hidalgo, incorruptible, puro, sencillo, patriarcal,
[5] hospitalario, generoso.... Por eso gusto tanto vivir en esta
pacifica soledad, lejos del laberinto de las ciudades, donde
reinan iay! la falsedad y el vicio. Por eso no han podido
sacarme de aqui los muchos amigos que tengo en Madrid;
por eso vivo en la dulce compania de mis leales paisanos y
[10] de mis libros, respirando sin cesar esta salutifera atmosfera
de honradez, que se va poco a poco reduciendo en nuestra
Espana, y solo existe en las humildes y cristianas ciudades
que con las emanaciones de sus virtudes saben conservarla.
Y no crea usted, este sosegado aislamiento ha contribuido
[15] mucho, queridisimo Pepe, a librarme de la terrible
enfermedad connaturalizada en mi
|