al fin hemos de alcanzar de ella el consentimiento 117
que deseamos?
--Si tu lo crees asi, yo tambien.... Tu mama nos
adora a entrambos.... Pero, querida Rosario, es preciso
[5] confesar que el Demonio ha entrado en esta casa.
--No te burles--repuso ella con carino....--iAy!
mama es muy buena. Ni una sola vez me ha dicho que no
fueras digno de ser mi marido. No insiste mas que en lo
del ateismo. Dicen ademas que tengo manias, y que ahora
[10] me ha entrado la de quererte con toda mi alma. En nuestra
familia es ley no contrariar de frente las manias congenitas
que tenemos, porque atacandolas se agravan mas.
--Pues yo creo que a tu lado hay buenos medicos que se
han propuesto curarte, y que al fin, adorada nina mia, lo van
[15] a conseguir.
--No, no, no mil veces--exclamo Rosario, apoyando su
frente en el pecho de su novio.--Quiero volverme loca
contigo. Por ti estoy padeciendo; por ti estoy enferma;
por ti desprecio la vida y me expongo a morir.... Ya lo
[20] preveo, manana estare peor, me agravare.... Morire;
ique me importa!
--Tu no estas enferma--repuso el con energia; tu no
tienes sino una perturbacion moral, que naturalmente trae
ligeras afecciones nerviosas; tu no tienes mas que la pena
[25] ocasionada por esta horrible violencia que estan ejerciendo
sobre ti. Tu alma sencilla y generosa no lo comprende.
Cedes; perdonas a los que te hacen dano; te afliges, atribuyendo
tu desgracia a funestas influencias sobrenaturales;
padeces en silencio; entregas tu inocente cuello al verdugo;
[30] te dejas matar, y el mismo cuchillo, hundido en tu garganta,
te parece la espina de una flor que se te clavo al pasar.
Rosario, desecha esas ideas: considera nuestra verdadera
situacion, que es grave: mira la causa de ella donde
verdaderamente esta, y no te acobardes, no cedas a la mortificacion
que se te impone, enfermando tu alma y tu cuerpo. 118
El valor de que careces te devolvera la salud, porque tu no
estas realmente enferma, querida nina mia, tu estas...
?quieres que lo diga? estas asustada, aterrada. Te pasa
[5] lo que los antiguos no sabian definir y llamaban maleficio.
iRosario, animo, confia en mi! Levantate y sigueme.
No te digo mas.
--iAy, Pepe... primo mio!... se me figura que
tienes razon--exclamo Rosarito an
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