n fervor.
[25] --Hombre mejor no ha nacido de madre--dijo el tio
Licurgo enjugando o haciendo que enjugaba una lagrima.
--iQue viva el senor Penitenciario!--grito Frasquito
Gonzalez poniendose en pie y arrojando hacia el techo su
gorra.
[30] --Silencio--dijo dona Perfecta.--Sientate, Frasquito.
Tu eres de los de mucho ruido y pocas nueces.
--iBendito sea Dios, que le dio a usted ese pico de oro!--exclamo
Cristobal inflamado de admiracion.--iQue dos
personas tengo delante! Mientras vivan las dos, ?para
que se quiere mas mundo?... Toda la gente de Espana 166
debiera ser asi... pero icomo ha de ser asi si no hay
mas que pilleria! En Madrid, que es la corte de donde
vienen leyes y mandarines, todo es latrocinio y farsa.
[5] iPobre religion, como la han puesto!... No se ven mas
que pecados.... Senora dona Perfecta, senor D.
Inocencio, por el alma de mi padre, por el alma de mi abuelo, por
la salvacion de la mia, juro que deseo morir.
--iMorir!
[10] --Que me maten esos perros tunantes, y digo que me
maten, porque yo no puedo descuartizarlos a ellos. Soy
muy chico.
--Ramos, eres grande--dijo solemnemente la senora.
--?Grande, grande?... Grandisimo por el corazon;
[15] pero ?tengo yo plazas fuertes, tengo caballeria, tengo
artilleria?
--Esa es una cosa, Ramos--dijo dona Perfecta
sonriendo,--de que yo no me ocuparia. ?No tiene el enemigo
lo que a ti te hace falta?
[20] --Si.
--Pues quitaselo....
--Se lo quitaremos, si, senora. Cuando digo que se lo
quitaremos....
[25] --Querido Ramos--exclamo D. Inocencio.--Envidiable
posicion es la de usted.... iDestacarse, elevarse sobre
la vil muchedumbre, ponerse al igual de los mayores heroes
del mundo... poder decir que la mano de Dios guia su
mano.... iOh, que grandeza y honor! Amigo mio, no
es lisonja. iQue apostura, que gentileza, que gallardia!...
[30] No; hombres de tal temple no pueden morir. El Senor
va con ellos y la bala y hierro enemigos detienense...
no se atreven... ?que se han de atrever viniendo de
canon y de manos de herejes?... Querido Caballuco, al
ver a usted, al ver su bizarria y caballerosidad, vienen a mi
memoria, sin poderlo remediar, los versos de aquel romance 167
de la conquista del imperio de Trapisonda:
Llego el valien
|