apurados extremos!... Pero yo sostengo que la
impiedad no triunfara, no senor. Todavia hay gente valerosa,
[20] todavia hay gente de aquella de antano, ?no es verdad, Sr.
Ramos?
--Todavia la hay, si senor--repuso este.
--Yo tengo una fe ciega en el triunfo de la ley de Dios.
Alguno ha de salir en defensa de ella. Si no son unos,
[25] seran otros. La palma de la victoria, y con ella la gloria
eterna, alguien se la ha de llevar. Los malvados pereceran,
si no hoy manana. Aquel que va contra la ley de Dios
caera, no hay remedio. Sea de esta manera, sea de la otra,
ello es que ha de caer. No le salvan ni sus argucias, ni
[30] sus escondites, ni sus artimanas. La mano de Dios esta
alzada sobre el y le herira sin falta. Tengamosle compasion
y deseemos su arrepentimiento... en cuanto a vosotros,
hijos mios, no espereis que os diga una palabra sobre el
paso que seguramente vais a dar. Se que sois buenos, se
que vuestra determinacion generosa y el noble fin que os 165
guia lavan toda mancha pecaminosa por causa del
derramamiento de sangre que pudierais recibir; se que Dios os
bendice, que vuestra victoria, lo mismo que vuestra muerte,
[5] os sublimaran a los ojos de los hombres y a los de Dios; se
que se os deben palmas y alabanzas y toda suerte de
honores; pero a pesar de esto, hijos mios, mi labio no os
incitara a la pelea. No lo ha hecho nunca ni lo hara ahora.
Obrad con arreglo al impetu de vuestro noble corazon. Si
[10] el os manda que os esteis en vuestras casas, estaos en ellas;
si el os manda que salgais, salid en buen hora. Me resigno
a ser martir y a inclinar mi cuello ante el verdugo, si esa
miserable tropa continua aqui. Pero si un impulso hidalgo
y ardiente y pio de los hijos de Orbajosa contribuye a la
[15] grande obra de la extirpacion de las desventuras patrias,
me tendre por el mas dichoso de los hombres solo con ser
paisano vuestro; y toda mi vida de estudios, de penitencia,
de resignacion, no me parecera tan meritoria para aspirar
al cielo, como un dia solo de vuestro heroismo.
[20] --iNo se puede decir mas y mejor!--exclamo dona
Perfecta arrebatada de entusiasmo.
Caballuco se habia inclinado hacia adelante en su asiento,
poniendo los codos sobre las rodillas. Cuando el canonigo
acabo de hablar, tomole la mano y se la beso co
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